El día que se perdió el amor

La primera parte me gustó pero esta segunda parte completa la historia de manera perfecta. La guinda del pastel. El final impacta te. Menos enrevesada que la primera parte y quizás más previsible pero adictiva página tras página. Lectura amena para pasar un rato agradable

Continuación de El día que se perdió la cordura. Para disfrutar mucho más de él recomiendo leer antes el primero, ya que nos pondrá en antecedentes y entenderemos mucho mejor la historia .
Una historia fantástica aunque con menos giros inesperados que el primero. Aún así el autor sabe cómo engancharte de pleno.
Una historia que he disfrutado aunque me ha dejado un sabor agridulce al final y no ha llegado a calarme y engancharme tanto como el anterior.
Aún así lo recomiendo ya que la biología es estupenda

Este libro tiene un problema y es que no se puede leer justo después del anterior "El día en que se perdió la cordura" como hice yo. ¿Por qué? pues porque la estructura de la historia es muy parecida, tanto, que con el otro recién leído se me ha hecho especialmente repetitivo.
Además, para que nos vamos a engañar, es peor que el anterior. No tiene tanta tensión y desde el primer momento ves por dónde van a ir los tiros. Además ese aire pseudomístico que le quiere dar en algunos instantes no me ha convencido.
Por lo demás, es muy parecido al anterior. La historia te la cuentan en varios momentos temporales, lo que le da algo de vidilla. Comienza de la misma manera: persona misteriosa que aparece relacionada con un asesinato. Salt Lake. Amanda.
Lo dicho, muy repetitivo.
La forma de escribir es buena, por eso aprueba.

En esta segunda parte nos encontramos con personajes conocidos ya que sus historias no terminaron en la obra anterior. Esta segunda entrega no ha sido tan buena como me esperaba. La estructura es la misma, capítulos cortos, personajes que cuentan su historia por separado y que llegan a un punto de unión. En algunos momentos me pareció estar leyendo a otro autor por su cambio de estilo. Describe una y otra vez los sentimientos de los personajes para que el lector empatice, pero si has leído el primer libro resulta repetitivo.
"El día que se perdió la cordura" Me encantó pero este reconozco que me ha decepcionado un poco.

Final de la bilogía que comenzó con "El día que se perdió la cordura". Es un libro entretenido, con buen ritmo aunque con muchas cosas que mejorar. No creo que Javier Castillo tenga problema con esto ya que es su segunda novela y ya se nota que está depurando su estilo.
Recomendable para los amantes del género que quieran pasar buenos ratos con una lectura sencilla.

Pues tras leer el “El día que se perdió la cordura” y teniendo el siguiente no me he podido resistir y empecé a leer. Bueno pues en esta ocasión comenzamos con una joven desnuda en plena calle dirigiéndose a las oficinas del FBI. La chica sin inmutarse cruza por mitad de la calle provocando frenazos, pitidos y de todo y el revuelo en la calle os lo podéis imaginar, madres tapando los ojos a sus hijos, la gente sorprendida y otros encantados. Cuando es detenida por los agentes del FBI la chica solo lleva en su mano un montón de papelitos amarillentos en la mano. La dejan en una habitación la cual están usando para amontonar los expedientes, así que sacan algunos y dejan una mesa y dos sillas. En este caso será el jefe de la Unidad de Criminología, el inspector Bowring, el encargado de llevar el caso, al principio sin ningunas ganas porque cuando la chica es detenida está a punto de irse a su casa y disfrutar de su hobbie. Tras la detención de la chica salta una noticia: una joven ha sido encontrada asesinada en el parque, esto no sería muy relevante salvo porque en uno de los papeles que lleva la chica en la mano aparece el nombre de la persona fallecida. Desde este momento el inspector intenta relacionar a la chica desnuda con el asesinato que acaba de ocurrir, pero claro para eso se necesitan prueba que demuestren la implicación de la joven desnuda con el asesinato y por desgracia no las tiene y lo peor de todo que el inspector se tendrá que enfrentar a viejas heridas, porque aunque tiene un historial impresionante en la resolución de casos hay uno que nunca pudo resolver y todo lo que estás sucediendo le hará recordar ese fracaso. Volverán a la historia varios personajes del primer libro quienes en un principio piensan que tras un año de lo ocurrido ya las aguas han vuelto a su cauce y pueden seguir con sus vidas, pero iremos viendo que por las circunstancias terminan de nuevo inmerso en una espiral de locura que les vuelve a traer de cabeza. Con un final caótico, pero bien cerrado.

Una muy buena segunda parte de El día que se perdió la cordura. Me gusta los viajes en el tiempo que hace la narración para explicarnos cómo se ha llegado hasta el punto actual. Como me pasó en la primera parte, el autor me gusta como escribe pero en ocasiones me parece demasiado poético para ser un thriller. Aun así, me gusta como narra la historia y el final. Con ganas de leer más sobre el autor!

En esta continuación de la historia de El día que se perdió la cordura, completaremos los datos que nos faltan para tener el puzzle completo.

En este libro pasa lo contrario a los anteriores. Va de mejor a pasable. El libro comienza bien, engancha desde el principio. Es muy ágil y la historia avanza rápido, ya que todo transcurre a lo largo de dos días.

Por el medio, tenemos algunos recuerdos de Carla de hace nueve años que nos explican como fue su vida durante ese tiempo. Y en la actualidad continuamos con los planes de la organización que lo dominaba todo en el libro anterior.

Como decía antes el libro comienza fuerte y te mantiene pendiente de lo siguiente que va a suceder. Como en los libros anteriores, hay varios narradores que se van mezclando para contarte cada descubrimiento que hacen o cual es su situación mientras otro personaje está en otro sitio. Eso, junto con que los capítulos son cortos, dan mucha rapidez y ligereza al texto.

Todo iba realmente bien hasta que llegamos al climax y aunque se supone que la situación se soluciona satisfactoriamente, no me gustó. Creo que podría encontrarse otra solución, aunque al mismo tiempo fuese difícil. Y el hecho de que eso pase y de que lo haga quien lo hace, no me ha gustado, porque no termino de comprenderlo.

La historia es buena y entretenida, el final no es malo, solo es ese detalle que no me termina de gustar. Y es un buen final para la bilogía.

Por ello, el libro se lleva cuatro estrellas. No se que hacer con este autor. No me disgustan sus novelas, pero siempre hay algo que me falla, que no termina de cuajarme del todo. Así que, si alguno de sus libros viene a mi, lo leeré, pero no creo que vaya a ir corriendo a buscarlos.
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Bueno este libro es la continuación del libro "El día que perdió la cordura", pues los dos forman una bilogía que el escritor como ha tenido éxito le sacan "de la manga" porque el primer libro tenía que ser autoconclusivo, se NOTA BASTANTE, que la "prolongación" que es lo que realmente parece y no una bilogía innecesaria, porque aquí vemos que aunque utilice a personajes del primer libro pero ya todo es muy igual, muy predecible, donde en el primero vemos un asterisco y en el segundo un espiral porque claro, ALGO HAY QUE VER..además los personajes por ejemplo la hermana, Carla ¿ahora es mala?¿quiere hacer daño? Por favor, un poco más de imaginación querido escritor...

En fin, este libro no me gusto tanto como el primero por lo innecesario, es fácil de leer, pero no tiene esa capacidad de "enganchar", no te quedas con mucha intriga porque todo es tan predecible, pero bueno, solo puedo recomendarlo como lectura ligera donde no esperes mucho.

Tras el enganche que me produjo el primer libro, me lancé a terminar la historia pese a las malas críticas que había leído antes.

Pues bien, para mi gusto el libro ha dejado bastante que desear… para los lectores tóxicos como yo un calvario, pues quería terminar ya la historia pero a cambio a veces aburría bastante.

Llevas medio libro y estás como si nada, no te sorprende nada… y el final, buf qué final… hasta el de los "Los Serrano” fue menos absurdo.

Tengo ganas de leer el ultimo libro del autor, pero sinceramente tendrán que pasar algunos pendientes delante para quitarme este sabor agridulce de la boca.