Si te ocurre una desgracia siempre habrá algún gilipollas que se ría de ella.
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Si te ocurre una desgracia siempre habrá algún gilipollas que se ría de ella.
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Perdería mi esencia, mi tensión y mis anhelos, y habría cambiado tanto que ni yo mismo querría mirarme a los ojos.
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No hay dolor más intenso que el que te transmite, con su mirada, el amor de tu vida.
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Su cara era objeto de estudio en las escuelas de Criminología, u mente se analizaba en las de Psicología y su alma era lapidada con el odio ardiente de una sociedad que lo quería ver muerto.
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La casualidad no es más que el destino disfrazado de inocencia.
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El disfraz que te pones se acaba ensuciando, pegándose a la piel, y con el paso del tiempo te das cuenta de que se ha incrustado en tu cuerpo y de que eres así.
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Las mentiras se construían con la misma facilidad que las verdades, y cada palabra debía medirse, cada acusación soportarse y cada gesto analizarse sobre pilares de hipótesis infundadas.
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Pero la casualidad comparte el defecto de al ambigüedad con el destino.
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Apareció de repente, como un oasis en mitad del desierto, como el destello de un faro lejano en mitad de la tormenta, y desapareció aquella noche con la misma rapidez, apagando todas las estrella del cielo.
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Al final del camino descubrirás que solo dos cosas cambian tu vida: el amor, porque la mejora, y la muerte, porque la termina.
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¿Cuántos hijos tiene Javier Castillo?