Mac se empapó de esas caricias por si tenían que durarle toda la vida.
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Mac se empapó de esas caricias por si tenían que durarle toda la vida.
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Solo soy capaz de sentir cuando me estás tocando.
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Lo había mirado a los ojos y durante un segundo no le había ocultado nada. Se lo había dado todo y lo había llamado por su nombre.
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Mac se quedó mirándola como si la estuviese viendo por primera vez en la vida. Y tal vez fue eso lo que de verdad sucedió.
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—Cuando te deje —repitió Mac notando que se le abría una grieta en el corazón. A pesar de que se había disculpado con él por haberlo prejuzgado y de que le había hecho el amor con desesperación, Susan jamás lo había visto de verdad. Si lo hubiera mirado a los ojos una sola vez, se habría dado cuenta de que era imposible que él la dejara. —Sí —siguió ella ajena al dolor que a él lo derribaba por dentro—. No quiero ser la chica que se ha acostado con los dos jugadores estrella de los Patriots. Mi carrera profesional jamás se recuperaría. «Su carrera profesional.» —Podrías ser la chica que salió con uno de los jugadores de los Patriots y se casó con otro —sugirió Mac mirándola a los ojos—. O podrías dejarme tú a mí, tal como estás haciendo ahora. |
—Cállate y bésame, Kev. —¿Kev? —Su propio nombre le resultó prácticamente impronunciable. —Sí, Kev. Bésame. —La mano que tenía todavía cerca del rostro de él se movió y le apartó un mechón de pelo de la frente—. Bésame, quizá así podré dejar de pensar en ti. |
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