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Decir que este libro lo he leído en la edición ilustrada por Benjamin Lacombe, mi dibujante favorito. Realmente impresionante. La historia original de Lewis Carroll, no la había leído, al menos que recuerde; aunque si la conocía por películas, cuentos infantiles, referencias bibliográficas a miles, etc. Aún así me ha gustado mucho descubrir todos los entresijos de la historia. Me ha fascinado como Carroll desarrolla un cuento mezclando elementos tan dispares como acertijos matemáticos, juegos de palabras, ilusiones oníricas, partidas de ajedrez y quedando un resultado redondo. La historia narra el viaje que realiza Alicia a la casa del espejo y como, una vez allí, juega una partida de ajedrez en la que quiere llegar a ser reina. Durante los movimientos, va encontrando una serie de personajes, a cual más extraño. Dichos personajes están todos basados en cosas reales: juegos (cartas y ajedrez), canciones infantiles, cuentos infantiles de la época, acontecimientos del momento. Algunos son realmente entrañables, se hacen querer, e intentan ayudar a Alicia a conseguir su objetivo; mientras que otros, a los que no digo que se llegue a odiar, pero casi, pasan olímpicamente de ella. También describe, entre todo lo demás, como se educaba en aquella época a las niñas de las clases altas, como se las preparaba para que llevaran un vida totalmente igual a la que habían llevado sus madres, sus abuelas, etc. Y a pesar de lo mucho que me ha gustado la narración, con lo que más he disfrutado ha sido con las ilustraciones de Lacombe. Como siempre, sus dibujos reflejan lo que va pasando en la historia, cuidando todos los matices y quedando cada una de las ilustraciones como auténticas obras de arte. Cada vez que volvía a fijarme en alguna de ellas, descubría algún nuevo detalle que me había pasado desapercibido. En dicha edición, también hay al final del libro, otra obra del autor: “Un cuento enmarañado”, publicado mensualmente, y que incluye una serie de acertijos matemáticos (con sus soluciones!!!). Muy recomendable. |
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