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Execrable el engaño del cual todos somos víctimas, execrable la pretensión que tras la innata ruindad exista algo rescatable, hay vidas que nacen contaminadas desde su concepción. Hay seres que son incapaces de reconocer, por ceguera, por voluntad propia o por ignorancia voluntaria que su único destino es la falsedad, que su único objetivo es la maldad. Si, es perfectamente reconocible en esta obra la presencia del adversario . Un caso real, un caso con múltiples perspectivas e interpretaciones a cual más insoportable e insostenible que los otros. Un auténtico psicopata , con cualquier cosa menos sangre en las venas incapaz de sentir empatía, amor, afecto o algún sentimiento noble, por más que pretenda que así es, vive toda su vida bajo la férula de sus mentiras, maquinaciones, manipulaciones, engaña a todos, su descripción física concuerda con mi concepción de su mente y moralidad, blanduzca y acomodaticia, hecha para pasa inadvertida. Nunca fue quien dijo ser nunca hizo lo que siempre pretendía, sin embargo fue capaz de los más atroces crímenes, en cuanto que los cometió contra la familia que dijo amar. Y que siempre confió en el y le amo. Supuestamente pretendía suicidarse, pero la investigación muestra otra cosa. Tras su juicio y condena pretende encontrar la redención. A mi gusto sólo una mentira más, se miente a sí mismo para no tener que admitir su abducción por “ el adversario” Quienes lo avalan o defienden son o tan culpables por ceguera voluntaria u omisión, o rematadamente ingenuos al considerar que siempre hay un mañana... No siempre, no para todos. Y lo confirman las víctimas del mismo. Carrere escribe esta novela buscando claves que aclaren un horror que ni se puede justificar, ni, al menos yo soy capaz de entender. al final nada se aclara. Lo peor, Romand ha sido puesto en libertad.... ¿ Habrá cambiado ? Dos películas, y fama, resultado de sus increíblemente reales y abominables actos. |
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