El testigo invisible

Este ha sido mi primer acercamiento a la prosa de Carmen Posadas y me ha sorprendido gratamente. Tiene una manera de escribir muy amena, fácil de leer pero para nada simple o que resulte que te lo da todo masticado.
El libro me ha enganchado como hacia tiempo que no lo conseguía ninguno. No solo por tratar un tema que me atrae tanto como es el asesinato del ultimo Zar de Rusia y su familia, del cual he leído mucho. También influyo que haya visto hace pocos días el musical de Anastasia. Pero, sobre todo, hay dos puntos que son para mi los más relevantes de la novela: por un lado, la manera como la autora plasma a los personajes. Los hace tan realistas que sientes que con solo estirar la mano puedes tocarlos y con solo abrir la boca puedes hablarles. Eso es algo que no siempre es posible lograr cuando se trabaja con personajes históricos. En segundo lugar el excelente trabajo de documentación en el que se apoya la historia, y la soberbia recreación de como fue el mundo de los últimos zares antes y después de su declive y fin. La hipótesis que la autora propone sobre el asesinato de Rasputín me ha parecido muy interesante y convincente, más que la versión oficial que se conoce.
“El testigo invisible” es una excelente novela que te atrapa desde el primera página. Para alguien interesado en el final de los Romanov es un buen libro de partida, ya que sin ser tan denso como un libro de historia, esta lo suficientemente bien documentado como para conocer datos históricos sobre uno de los sucesos que mas ríos de tinta han hecho de correr desde el siglo pasado.

Segundo libro que leo de Carmen Posadas y otro acierto. El primero de la revolución Francesa y ahora aquí la Revolución Rusa que en muchos aspectos van de la mano.
El enfoque desde el punto de vista de uno de los criados y único superviviente de las ejecuciones me pareció muy interesante.
Aunque tiene algunos fallos que hemos descubierto investigando (fue una lectura conjunta) en general me ha gustado y tengo curiosidad por seguir leyendo sobre La familia Romanov. Las hermanas me parecen personajes históricos muy interesantes.

“El testigo invisible” empieza con el asesinato de la familia de los zares ya exiliados, acontecimiento que presencia uno de los jóvenes sirvientes que, desde pequeño, se dedicaba a las labores domésticas como la de deshollinar chimeneas. El chico escapa y muchos años después, ya anciano y enfermo, decide contar sus años al servicio de los zares para dejar testimonio de la parte más íntima de la familia imperial antes de que sus recuerdos desaparezcan con su muerte. Así, el lector va conociendo las costumbres de esta familia, en un tono que mezcla los chismes y la cotidianidad, con la política y sociedad de la época. Además de retratar las personalidades del zar Nicolás II, su tímida esposa de origen alemán y sus cinco hijos (cuatro niñas descritas como inteligentes y encantadoras muchachas y el pequeño, un esperadísimo varón en el que se depositan las esperanzas de heredar el mando del imperio ruso y que está aquejado de hemofilia), el libro pone en escena a otros personajes de renombre histórico como Rasputín o Lenin y, por supuesto, pasa por los distintos acontecimientos que marcaron tan importante década como el estallido y desarrollo de la I Guerra Mundial en la que Rusia tuvo un papel muy activo, o la revolución rusa y sus consecuencias.

La lectura de “El testigo invisible” se hace muy amena porque la historia, a pesar de todas las implicaciones que tiene, está contada de manera muy coloquial y desenfadada, según lo que ve y oye el joven e inteligente protagonista. Enamorado de una de las zarinas y curioso por naturaleza, el chico explora los dominios de los Romanov y va descubriendo secretos y costumbres que aligeran la historia y la hacen más verosímil. Gracias a las descripciones de Carmen Posadas, no es difícil imaginar la belleza de las estancias victorianas, la pomposidad de las vestimentas de la época, y hasta el gélido frío propio del clima siberiano. Y es que este libro es, entre otras cosas, una ventana perfecta para asomarse a los primeros años del siglo XX de una Rusia cambiante y apasionante.
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No es un secreto para todos vosotros que me encantan las novelas de ficción histórica. En este caso, nos encontramos con dos marcos temporales: el actual, donde nos encontramos a un Leonid casi al borde de la muerte, y el pasado, en 1912, donde Leonid es un muchacho al servicio de los Romanov.

La más interesante, y además la más extensa, es la del pasado. ¿Cómo es la historia contada desde el punto de vista de un sirviente? Desde esa premisa, y además en primera persona, nos contará todos los sucesos que llevaron a la debacle de los zares rusos.

La autora se ha documentado, y muy bien por cierto, para traernos a la luz esta novela tan bella, llena de detalles y de personajes muy bien caracterizados. La trama engancha, mezclando lo real y lo ficticio de forma magistral; tejiendo un tapiz que, en su conjunto, resulta muy efectista.

Ahora toca hablar de los puntos negativos, que también los hay. En este caso, para mí el problema es la narración en primera persona. al ser un diario personal, Leonid no pudo ser testigo de todo lo que cuenta, por lo que a veces acude al socorrido: me contaron, me dijeron, supe tiempo después... Para mí, esto me saca un poco de la narración y no permite que los personajes te enternezcan tanto como lo hubieran hecho con una narración equisciente. Para mí, la narración en primera persona está destinada para novelas en las que el protagonista es el que lleva la historia, no el que cuenta la vida de otra persona (Como es el caso de El tiempo entre costuras y similares).

En resumen, la novela engancha, sobre todo si te apasiona la historia, pero le falta ese toque para ser perfecta.

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El testigo invisible es otra novela histórica muy bien documentada (año y medio de documentación!) que narra el fin de los Romanov: el zar Nicolás II de Rusia, la zarina Alejandra, las 4 duquesas y el zarévich Alexis, asesinados por los bolcheviques en 1918. La originalidad del libro reside en que el personaje narrador, es un criado de los Romanov, un chico que comenzará como water baby (como se les decía a los deshollinadores) y terminará como pinche de cocina; bien se sabe que los criados son testigos invisibles de los amos. Es una crónica novelada de hechos históricos que va a privilegiar « la petite histoire » para no abrumar al lector.

Es un libro que me dejó triste y que me recordó mucho el fin de los Capet de Francia (Luis XVI, María Antonieta y sus dos hijos), también asesinados por los revolucionarios. Ambos monarcas estaban reinando en países agobiados por el hambre y por las desigualdades sociales, ambos monarcas fueron abandonados por sus pares, ambos monarcas estaban ineptos a ejercer un poder que además no querían más y ambos varones tenían un carácter bastante abúlico.

Todos conocemos el fin atroz de los Romanov, apresados y ejecutados en el castillo de Ekaterinburgo, de donde huirá Leonid para establecerse en Uruguay y 76 años más tarde, contar esta historia (¿cómo pudo materialmente hacerlo?) .

Una novela histórica que no deja indiferente y que se lee con placer porque abundan los diálogos y los detalles de la « petite histoire » que amenizan notablemente la lectura.


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