La imagen que se veía desde la cubierta era sobrecogedora. La mitad del pueblo estaba carbonizada, y la otra mitad no era más que un amasijo de piedras y maderas que los vecinos se afanaban por reconstruir. |
La imagen que se veía desde la cubierta era sobrecogedora. La mitad del pueblo estaba carbonizada, y la otra mitad no era más que un amasijo de piedras y maderas que los vecinos se afanaban por reconstruir. |
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