Estado: Dejando de buscar

María -mi librera, ya sabéis- me conoce desde siempre, y por eso sé que me da la obra que me hace falta. Algunos libros los ha apartado en el mostrador: «Este ahora no te viene bien».Y yo nunca cuestiono. Su criterio es infalible. Ella sabe como nadie alimentar el alma. al menos, la mía. Y, recién comenzadas las vacaciones de Semana Santa, tuvo a bien poner en mis manos Estado: Dejando de buscar (Libros Indie, 2021), de Elena Canales.

En ella, Helen -para los amigos- comparte su biografía amorosa, sus fracasos con hombres que no la valoraron, la resistencia a ser diferente, a no cumplir con el modelo que se exige a las mujeres y el sosiego de la aceptación, de quererse a una misma, de saberse estupenda. Con cuarenta o con veinte. Sea cual sea el estado civil. Me he reído tanto leyendo la ficha de algún individuo, también me han sorprendido las desventuras de otras mujeres con tipos bastante indeseables y me he emocionado conociendo a sus padres, a esa familia maravillosa gracias a la que también ella es así, tan chispeante y genial como es.

Ahora que yo también me acerco a los cuarenta -aunque viva en una adolescencia permanente-, me doy cuenta de que una parte demasiado grande de mi existencia la despercié buscando. No un padre para mis hijos, pero sí otras muchas cosas. Y preguntándome por qué. O por qué no. Últimamente me reconozco aceptando. Y me pregunto si serán los años los que me están mostrando que estas son las cartas que me han tocado para jugar y yo aquí he venido a pasármelo bien.
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