La máquina voladora

Tenía muchas ganas de leer la segunda aventura, sí digo segunda porque los personajes de "La máquina voladora" son los mismos que los de "La máquina cambiante". Por lo tanto, volvemos a toparnos con sus entrañables personajes: el profesor Torrón, tan despistado como siempre; con Santiago y su amiga, la valiente Leyla; ¡ah! y cómo no, y no menos importante, el perrito Willy. Y como no hay héroes sin villanos, en esta aventura nos volvemos a encontrar con el malvado y retorcido profesor Escorbuto y su bobo esbirro Malasaña. Sin embargo, en esta aventura se une al equipo de los buenos el profesor Sotomontes, más sordo que una tapia, que es el tío de Leyla y que se mencionó en la primera aventura. Ahora tenemos ocasión de conocerlo mejor. Pero no sólo a él, en general conocemos mejor a todos los personajes, pues en cada aventura sabemos un poquito más sobre ellos. Y hablando de esto, quiero destacar la mayor presencia de Malasaña, que aparece mucho más en la historia y que me ha parecido un malo, bobo entrañable, me cae súper bien. No se merece el trato tan malo que le da Escorbuto, que éste sí que es malo.
Bueno, la historia comienza en el palacio real, después de una fiesta. Pronto los Reyes se darán cuenta de que el Principito no está. Pero ¿Dónde se ha podido meter? ¿Debajo de la cama? ¿Se ha escondido? ¡NO! ¡Lo han secuestrado! Han enviado un mensaje a los Reyes pidiéndoles muuucho dinero. ¿Quién ha podido ser tan malvado? El lector sabe que ha sido el malvado profesor Escorbuto, ya que quiere el dinero para poder construir los inventos más perversos y así poder dominar el mundo.
Como los Reyes no saben quién ha sido, ni dónde se han llevado al Principito, le piden ayuda al Profesor Torrón y a su ayudante Santiago para que traten de averiguar dónde está y si puede ser, rescatarlo. Pronto se enteran de que puede ser que lo tengan escondido en unas montañas lejanas y muy altas, pero es casi imposible llegar hasta allí andando ¿Cómo lo harán? Entonces, al Profesor Torrón se le ocurre la idea de construir una máquina voladora, la cual tendrá todo lujo de detalles (detalles que no contaré porque hay que leerlos para ver esa gran máquina en tu imaginación, jejeje) Pero para construir este gran invento sabe que va a necesitar ayuda, y para ello llama a su gran amigo, y también inventor, el Profesor Sotomontes, al que acompaña su sobrina Leyla.
Una vez construida la máquina voladora, a la que llamarán "La Galaxia", lo cual, la construcción de por sí, ya ha sido toda una aventura. Cuando La Galaxia se pone en funcionamiento y vuela surcando el aire, comienza otra nueva aventura. Primero, en un pueblo, en el que tienen que parar para comprar provisiones, y donde tienen unos problemillas, ya que creen que están locos porque dicen que viajan en una máquina que vuela. Una vez pueden salir del pueblo, siguen su camino, pero, antes de llegar se encuentran con unos seres extraños que viven en esas largas y altas montañas. Y por fin llegan a un castillo en un pico muy alto de la montaña donde Escorbuto tiene secuestrado al Principito. ¿Conseguirán nuestros amigos rescatar al Principito? "Y hasta aquí puedo leer..."

He de reconocer, que en un principio pensaba que iba a ser una historia completamente diferente, incluso que quizá encontraría un guiño al gran Leonardo Da Vinci, pero me ha sorprendido. Realmente no la esperaba así, ni la historia, ni la máquina voladora en sí. Ha sido una historia genial, llena de aventuras y de mucha risa en muchas de las situaciones, desde la forma de hablar en el Palacio Real, pasando por Willy y sus "Guaus" hasta, para mí lo más desternillante, las situaciones tan cómicas causadas por la sordera del profesor Sotomontes.

Libro infantil con muchos capítulos muy cortitos, de muy rápida lectura, con un lenguaje sencillo para que los niños entiendan bien las situaciones, salpicada de muchos diálogos, un relato que a los adultos también nos hace reír. Una historia que, perfectamente, puede ser contada en voz alta para pasar una tarde estupenda.
Un maravilloso libro infantil lleno de aventuras y simpatía, con el que se olvidan los problemas, pero a su vez tiene valores implícitos, ya que promulga los valores de la amistad y la lealtad hacia los amigos, la importancia del cumplimiento del deber, la consecución del éxito a través del trabajo y de la colaboración entre todos, del valor, del amor y del respeto hacia los animales y otros seres que no son como nosotros.
Por último, comentar que en esta ocasión las ilustraciones son del propio autor, son muy graciosas. No sé por qué, pero el profesor escorbuto me recuerda a Pierre Nodoyuna de los Autos Locos. No se parece, pero.. ¿? ¡Qué cosas!

Sin duda alguna, es un libro que recomiendo. Me ha hecho no sólo sonreír, sino reír y a carcajadas. Seguro que Israel Campos ya tiene en mente la siguiente aventura de estos entrañables personajes.
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