Los caminos de la sangre

En "Los caminos de la sangre" nos encontramos de nuevo con una edición muy cuidada, igual que en el anterior tomo. Con ilustraciones de Tomás Hijo, portada en relieve y con la cinta marcapáginas. Va a ser una colección muy bonita.

Me gustó tanto la primera parte, "La reina negra", que no dudé nada en comenzar la siguiente al momento. La historia es muy adictiva y apta para todos los amantes de la novela de fantasía.

Lo primero que nos llama la atención nada más empezar a leer, es que nos encontramos que el primer capítulo, es en realidad el capítulo veinte. Podemos pensar que es un error tipográfico, o de maquetación. En mi caso pensé que sería por continuación del primer libro, lo busqué, y descubrí que no, el anterior acaba en un capítulo muy por encima del veinte. Así que fui pasando páginas y capítulos, y más adelante, encontré el llamado capítulo uno, estaba claro que algún sentido debería de tener. Volví al principio del libro, y empecé a leer por el capítulo veinte.

De esta manera nos encontramos con dos niños, hermanos, huérfanos, llamados Rende y Numa. Ambos llegan al reino de Cadania y vemos que hacen todo lo posible por estar al lado de Famir, el rey. Por conversaciones entre ellos enseguida intuimos que algo esconden, y que además Numa, es muy misteriosa y rara. Sabe cosas de la gente con sólo quedarse enganchada a su mirada. Percibe el mal, puede controlar a los animales, hacer que se calmen y hacer sentir mejor a las personas.

Numa y Rende quieren ayudar a Famir, el cual aun sigue atrapado en el pasado y no ha superado lo que descubrió de los padres. Además sigue buscando a su prima Tamiel, que huyó del reino de Latos. Es a raíz de este momento, cuando Rende empieza a relatar a su hermana el comienzo de todo, y cuando conocemos a Nilos y Asias. Dos hermanos que junto a sus padres, huyen de su pueblo, de la muerte y del deseo de los dioses. Se dirigen hacia las montañas de la luna, donde quieren volver a comenzar una vida juntos. Allí descubren un secreto bien oculto hasta ahora, pero que no va a poder seguir así por mucho tiempo más.

Es a partir de este punto donde todo empieza a tener un sentido para nosotros y las piezas del puzzle empiezan a encajar.
Llanos Campos consigue trasladarnos a esas montañas, y visualizar el castillo de Latos como si estuviésemos allí. La historia ya nos ha enganchado completamente, y no vamos a poder parar de leer. Muy bien narrado y ambientado. Continuamos de la mano de los personajes que hemos dejado en "La reina Negra" y con los que tanto hemos simpatizado. Me gusta mucho como escribe y que la historia siempre tenga una chispa que hace que no decaiga el ritmo, ni resulte en ningún pasaje aburrida.

Un punto a favor del autor, es la facilidad que tiene para saltar del presente, al pasado, y después enlazar de nuevo la continuidad de la historia en el presente. En ningún momento te pierdes ni encuentras discrepancias. Tampoco resulta difícil seguir el hilo de la historia por lo que la lectura la realizamos sin problemas.

Me ha dejado con ganas de más y deseando que salga la siguiente parte.
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