La vida después de ella

No sabía muy bien qué me iba a encontrar en esta historia, imaginaba que amor ya que la escritora suele escribir romántica. Efectivamente hay amor, hay amor romántico y otro tipo de amor, de ese del que se habla menos, de familia, familia de verdad y familia encontrada, de ese del que no nos damos cuenta hasta que lo echamos en falta, de ese que se cuela por los resquicios de tu corazón para no desaparecer jamás.

Estamos ante una historia con dos voces protagonistas. Unos capítulos nos muestran el punto de vista de Elisa, madre y otros capítulos los narra David, ex marido. Recalco madre y exmarido, porque esta relación es el quiz de esta historia. Madre y exmarido ¿De quién? Pensaréis. de Blanca, Blanca que ya no está, Blanca que a pesar de no estar dejó su huella en muchas personas. Blanca que le dio una familia a David con más amor que la suya.

Ambos se encuentran por casualidad en la casa de la infancia de Elisa, en las montañas leonesas, casa que han compartido los 3 en multitud de ocasiones, casa que puede contar muchas historias y que conoce a sus protagonistas casi mejor que ellos mismos. Sin haberlo buscado, sin quererlo se ven abocados a pasar juntos un fin de semana encerrados por la nieve, incomunicados del mundo e incomunicados entre ellos mismos. Hace meses que no se hablan, desde mucho antes de que Blanca dejara de ser.

Me ha parecido un libro muy especial, de un tema que sobre el que nunca había leído. Un libro sin duda para reflexionar sobre muchas cosas.
Mediante conversaciones que comienzan sin ganas, tirantes llenas de rencores y las reflexiones en primera persona de cada uno de los protagonistas, conoceremos a los 3 personajes principales, cómo se unieron sus vidas y cómo se desunieron. Pasaremos el duelo por Blanca con ellos, sufriremos, nos reiremos en algún momento y sonreiremos también.
Las descripciones de Abril son maravillosas, puedes sentir el frío que te cala a través de esas paredes de piedra mientras entras en calor con el fuego de la chimenea, puedes ver el paisaje inhóspito cubierto de una capa blanca al mirar por la ventana y puede sentir el corazón helado, casi parado de Elisa en pleno duelo por su hija.

Además, deciros que a lo largo del libro iremos descubriendo muchas cosas sorprendentes y será solo al final cuando todo cobre sentido.
Sin duda una lectura muy invernal pero que te deja cálido el corazón.