Las malas

Necesito compartirles que deseo que todo el mundo lea este libro. Es inclasificable. Querer ajustarlo dentro de una categoría probablemente estaría mal, justamente por eso nació dentro de la colección Rara Avis de Tusquets. Es un libro duro, muy crudo, y al mismo tiempo muy hermoso. En él convive un mundo de contrastes, dolor y violencia, fiesta y placer. Un mundo lleno de fantasía, mística y mitología, un lugar donde la magia sucede.

«¿Pensaron alguna vez que la poesía podía tener una forma tan concreta?». La prosa de Camila Sosa Villada es un juego único entre metáforas poéticas y directas explícitas. Escenifica con sus bellas expresiones un infierno. Las palabras, crudos reflejos de una realidad, desnudan la soledad que viven las travestis. Es un libro sin igual, que conmovió todo mi ser.

La narrativa nos presenta, desde la mirada de Camila en primera persona, a un grupo de travestis que encuentra cobijo en el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba. La violencia social irrumpe constantemente en sus vidas, deshumaniza a esta hermandad y la oprime con una agresividad feroz. En ese mundo cruel, la inocencia llega para sanar un dolor histórico, traer ternura y encarnar la magia del amor. La alquimia entre la autobiografía y la ficción mística gestan este relato, devolviendo su brillo y sus alas a esta manada; abre el espacio para sus rituales espirituales. Este libro es un homenaje a esta comunidad y una denuncia de la violencia.

La voz de la protagonista atraviesa la prostitución de las travestis, sus vínculos de amistad, familia y amor, la construcción de su identidad desde sus primeros años, la discriminación y la hipocresía, la injusticia, la pobreza, los mitos y la cultura popular.

Es difícil abarcar desde la palabra todas las emociones que me generó este libro. Mi cuerpo tembló del dolor, se me congeló el corazón y la angustia caló profundo en mi alma. La congoja intensa me estremeció. Creo que nunca tuve la emoción tan a flor de piel como cuando leí «Las malas». ¿Qué más puedo compartirles? Lean a Camila Sosa Villada.