Las ciudades invisibles

Este es el segundo libro que leo en el año que se lleva las 5 estrellas y es que es realmente bueno. No es que tenga la trama más impresionante del mundo, o que los personajes sean tan complejos y humanos que no pueda olvidarlos jamás (aunque ciertamente no olvidare las conversaciones entre Marco y el Kan), en este caso todo el crédito se lo lleva la escritura.
El libro es una mezcla entre la descripción de las supuestas ciudades que conoce Marco Polo y su conversación atemporal entre el Kan y él; esta conversación por partes, es la que muestra la habilidad de Calvino con la pluma, puesto que logra plasmar pensamientos abstractos de una forma muy simple, la metafísica entonces está a la orden del día y es que el gran Kublai Kan aburrido en su corte perfecta se hace muchas preguntas y Marco Polo, el cortesano con mundo, les trata de dar solución, muchas veces estas replicas no serán satisfactorias ni para el Kan, ni para el lector, pero vaya poesía que le pone Calvino al dilema de la existencia, el tiempo, el espacio, el objeto, la vida, la muerte, en fin, el ser.
Por otro lado, se encuentra la descripción de las ciudades invisibles, en estas descripciones Italo saca a relucir una imaginación aguda y una escritura simple; el mérito, está en las metáforas que logra crear a partir de ciudades; describir por ejemplo la angustia de la muerte (Adelma), la cotidianeidad de la vida (Raísa), o incluso el consumismo absurdo y extremo (Leonia) en base a ciudades, metrópolis, asentamientos, tiene un gran valor; pero Calvino no se queda ahí, sino que cada relato es una especie de homenaje; en palabras del autor, un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas como ciudades. Mis favoritas, las ciudades sutiles.
En suma, un buen libro, que hace las delicias de los poetas, los filósofos, los lectores empedernidos, y apuesto a que más de un arquitecto lo tiene como referencia.