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Crítica de CARMINA


CARMINA
22 March 2018
Me ha costado horrores entrar en la novela, para empezar conocemos a sus personajes principales, todos ellos estereotipados a más no poder que en algunas ocasiones me han levantado una sonrisa y en otras una mueca de disgusto, pero nada sabemos de la ciudad donde se desarrolla la acción, ni del nombre de algunos personajes para preservar su identidad, y eso al principio nos resulta más que chocante, o al menos a mí que últimamente he estado algo espesa me hacia salirme de la novela cada dos por tres. Hasta el punto de darme un respiro.

Quizás de lo que no me di cuenta es que la novela empieza casi por el final, con un abogado que teme por su vida a la espera de un veredicto del que dependerá su futuro. Un hombre que es una sombra de lo que ha sido, que ha perdido su inocencia, y que se ha visto abocado a hacer cosas que nunca creyó ser capaz de hacer. Que decide ocupar las largas horas de espera en contarnos lo que para el ha significado el juicio y como se metieron en esos berenjenales. Pero como el mismo reconoce no es escritor y en la vida se ha visto en esas lides con lo cual cuenta las cosas tal y como le vienen en mente de una forma desorganizada, o debería decir falsamente desorganizada, puesto que la autora si domina el arte de la escritura. de esa manera vamos obteniendo con largas pinceladas información sobre los personajes principales, Efren que es quién se dedica a contarnos la historia, Salomé la secretaria casquivana por la que se ven envueltos en semejante lío, Paco el ex policia, Emilia la vecina que esconde un halo de misterio que no se desvela, Rafael Torino....

Una vez nos presenta a sus socios de correrías se mete en harina y nos cuenta que provocó que se vieran en el punto de mira de una red internacional de tráfico de drogas y blanqueo de dinero, y la situación es tan descabellada que en ocasiones te dan ganas de ahogarlos por ser tan impulsivos, unos hilos llevan a otros y a partir del momento en que el juicio va desarrollándose de forma poco propicia para sus intereses vemos como Efrén va madurando y va sacando de su interior esa persona que todos podemos llegar a ser sometido a máxima presión, y el resultado dista mucho de ser de su agrado.

En esta novela hay espacio para muchos temas, la corrupción policial, las mafias chinas, latinas... las drogas de diseño y su distribución, la corrupción policial, el caminar al borde de la ilegalidad de los grandes bufetes, la mendicidad, la mentira, la vulneración de la presunción de inocencia, la condena de un acusado antes de haber emitido veredicto. Sin duda es una historia con muchos ingredientes para gustar, siempre y cuando empatices con el estilo de la autora desde el primer momento, a mi me ha costado, sin embargo mi sensación final es positiva, entiendo donde quería llegar Reyes Calderon, solo siento no haberlo captado antes, durante la primera parte y gran parte de la segunda creía que el abogado solo quería justificar una forma de actuar poco moral, sin embargo conforme va avanzando la trama te das cuenta de que no pretende justificarse sino expiar unas culpas que le queman la entrañas y le regalan noches en blanco y ojeras azuladas.

La culpa

¿Qué serías capaz de hacer por salvar la vida? Muchas veces me he formulado esta pregunta y como no me veo en situación he sido incapaz de contestarla, sin embargo me da la sensación de que sería capaz de hacer cualquier cosa, incluso traicionar mis principios.

Y eso es lo que hace Efrén, primero dejándose llevar por Salomé y Paco que mueven los hilos, para después cuando se siente perdido y en peligro, tomar las riendas y pergeñar un plan digno de un mafioso, de un embustero y poco propio de un abogado. Y ello lejos de darle tranquilidad lo enerva, no se siente a gusto consigo mismo, no es capaz de conjurar los fantasmas que le salen al encuentro cada madrugada, cada vez que cierra los ojos.

La culpa viene siendo un tema recurrente en los últimos libros a los que me he acercado, y es que cada uno la afrontamos de una forma distinta, unos la bloquean y logran acallarla y a otros sin embargo los reconcome, y Efrén pertenece a este último grupo, cuando todo parece haberse solucionado, cuando la tranquilidad debería haber llegado a sus vidas, las cosas se precipitan, y lo hacen de forma que lo abocan a tomar una decisión difícil que dará al traste con lo que es su vida hasta el momento.

Y es a partir de que todo la trama ha sido mostrada en su excelencia cuando he empezado a disfrutar, porque tiene miga, los personajes se desenvuelven a la desesperada, y por ello cometen errores, y la concatenación de estos tiene un desenlace que no esperaban. Tropiezan, caen, se vuelven a levantar, hasta que ello al menos para Efrén no es posible.

Los personajes

He comentado a la largo de esta opinión que me parece que todos estaban estereotipados, quizás demasiado y llevados al extremo, ignoro que pretenda con ello la autora, pero en ocasiones su comportamiento me ha parecido grotesco, sobre todo el de Salomé, que creo que es el personaje con el que menos he empatizado, pero mal que me pese, reconozco que en la vida hay muchas Salomés tropezando mil y una vez con la misma piedra sin aprender de sus errores.

Efrén Porcina: Pedazo apellido para un hombre alto de 140 quilos, que en un momento determinado se pone a dieta, pero en lugar de ir a un endocrino sigue los consejos que alguien le da por internet, creo que la autora no ha tenido en cuenta lo peligroso que puede llegar a ser que su personaje haya perdido más de 40 quilos, hasta alcanzar la cifra de 98, que no es que sean pocos, pero tampoco sobrepasa el centenar.

La primera sensación que nos produce este personaje es la de ternura, nos lo imaginamos blanco de burlas y escarnios, y ciertamente no nos equivocamos, simplón a pesar de ser el número uno de su promoción, voluble... una persona que se quiere poco, y a la que parecen querer menos. Sin embargo conforme avanza la historia el personaje evoluciona, saca su carácter y algunos de los cambios que sufrirá no serán de nuestro agrado, uno los comprenderemos y otros no.

Salomé: Su imagen tal y como nos la presenta Efrén es grotesca, una mujer teñida de rubio, con un look a lo Marilyn, una delantera descomunal de silicona y prendas de vestir de buscona. Me produjo un rechazo inmediato, con un poderoso imán para caraduras y aprovechados. Y estos siguen buscándola como blanco, sin embargo debajo de tanta silicona, y de tanto pendoneo, en ocasiones se encuentra una mente lúcida, capaz de sorprender, pero sólo son destellos.

Creo que no merece que me ensañe con ella, así que prefiero dejaros estas simples pinceladas en las que no sale muy bien librada, pero al menos todavía lo hace dignamente.

Paco: mención a parte merece el detective, al que le gusta la botella más que un caramelo a un niño y para el que la sobriedad es un estado excepcional, a pesar de que tiene unas conversaciones interesantes. Es el detonante de cada acción que emprende el pequeño grupo, sus intuiciones o la información que va pescando lo enerva lo pone en marcha y lleva a Efrén y a Salomé a bordear la legalidad en más de una ocasión, cuando no a cruzar la fina linea. Como no también es el detonante de la decisión final que toma el abogado.

Doña Emilia: La vecina de Efrén, una mujer que parece saber mucho del pasado del padre del abogado y que no suelta prenda, una mujer con aire beatifico que al parecer esconde fantasmas en el armario, sin embargo no desvela en ningún momento que culpas acarrea, solo deja caer que no es tan buena como parece, me ha parecido un personaje entrañable

Rafael Torino: Prepotente, chulo, avasallador, para mi otro estereotipo llevado al límite, hay policias que encajan en este perfil, posiblemente más de los que nos gustaría, espero que no hasta los limites que sugiere la historia. al final de todo el recorrido, cuando humanizan un poco su figura, no puedes dejar de sentir lástima por el

Chantal: La ayudante de forense, su rasgo más característico es su tamaño, y como se las apaña para vestir a la moda teniendo una talla de niña. Es un personaje que también arrastra culpas, sin embargo sabe llevarlas mejor que Efrén, con quién comienza una amistad, en la que me parece que su postura es un tanto egoísta, como la del perrro del hortelano, ni come ni deja comer. Y sobre todo es incapaz de servirle como apoyo en el momento que más lo necesita.

Hay más personajes entre ellos destacaría a Fulano, muchas veces me he preguntado cuantos deambularan por el mundo sin que lo sepamos, pero si digo algo más de este personaje posiblemente os prive del placer de descubrir por vosotros mismos que secreto esconde...

Conclusiones

A pesar de lo mucho que me costó entrar en la historia, me ha gustado, la autora ha sabido desarrollarla, dotar de vida a los personajes, de sentimientos, aunque creo que podría haber prescindido un poco más de los estereotipos, a mi modo de ver no le hacían ninguna falta y en ocasiones por descabelladas las situaciones en las que los envolvía se parecía mucho a una comedia de enredos.

Enlace: https://detintaenvena.blogsp..
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