Es una historia magnífica, profunda, de las que dejan huella e incitan a la reflexión. Aborda el tema de la culpabilidad, la futilidad y la corrupción de la justicia, del poder. Quien más quien menos, en esta historia merecedora de numerosos premios, experimenta en algún momento sentimientos de culpabilidad. Culpables con o sin malignidad, pero culpables. Se siente culpable Nando Sors por su frivolidad y su inconsciencia. Se siente culpable el Mestre Preramon por no ser capaz de hacer mucho más de lo que hace por intentar salvar a su hijo. Y se siente culpable Rafel Massó, máximo responsable de la justicia barcelonesa de finales del siglo XVIII por su debilidad y por sus actos inconscientes e incontrolados que le conducen a cometer el peor de los errores. Y sin embargo, la justicia humana, la justicia gubernamental, sucia y corrompida, de nada sirve para castigar a los auténticos culpables. Se limita a caer implacable sobre los más débiles e inocentes, mientras que los más poderosos consiguen escabullirse de ella indemnes o con mínimas o parciales consecuencias. La fatalidad y la corrupción lo presiden todo en esta historia que narra como desde lo más alto, desde la cumbre del éxito o desde la ingenuidad de la juventud, puedes perderlo todo en un instante, desde la fortuna hasta la vida, por un simple y desafortunado mal paso. + Leer más |