El custodio de los libros

Hoy os traigo mi opinión sobre una novela histórica, finalista en el Certamen de Novela Torrente Ballester y ganadora del premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda 2020. Y a pesar del número de páginas, tiene 666, os puedo asegurar que se os hará corta porque las paginas vuelan.

La historia comienza en el año 1464 y abarca hasta el año 1502, una época bastante tumultuosa en España con una lucha de poder entre los nobles, la Corona y como no la Iglesia.
En este contexto, a la villa de Puebla del Dean, en la costa del reino de Galicia, llega en medio de la noche un monje con un importante cargamento rodeado de un gran secreto: 20 cofres que guardan en su interior parte de un Legado salvado “in extremis” de las revueltas que agitan la ciudad de Toledo.
En el interior de esos cofres 200 libros, de un valor incalculable, herencia de la Legendaria Escuela de Traductores, que a su vez habían sido rescatados de la destrucción de Alejandría. El monje que los acompaña es el Custodio: Fray Luis de Ligunde, un monje guerrero perteneciente a la Orden de los caballeros hospitalarios de Rodas, que ha dedicado toda su vida a proteger, copiar y difundir todo este conocimiento.
Lo que nuestro monje no sabe es que con su llegada a San Juan de la Misarela, un pequeño eremitorio de hermanos mendicantes se van a desatar toda una serie de hechos de consecuencias imprevisibles.

La novela con una gran labor de documentación e investigación por parte de su autor, se encuentra dividida en 5 partes que agrupan 153 capítulos, un prólogo y un epílogo. Los capítulos son cortos y alternan la acción entre los diferentes escenarios y personajes lo que hace que no resulte una lectura monótona o pesada. al contrario, logra mantenga el interés desde la primera página.
Los hechos se suceden sin tregua, sin darnos un respiro. Tanto la acción como los acontecimientos se suceden a un ritmo de vértigo. Todo lo convulso de la época, tanto a nivel político como religioso, está perfectamente reflejado con sus intrigas, alianzas, traiciones... Un relato brutal en el que el autor no escatima en detalles y descripciones que hacen que te sientas transportado al lugar y momento narrado.

En cuanto a los personajes tengo que decir que todos, principales y secundarios son increíbles, dotados de una gran fuerza. Acción y sentimientos van de la mano ya que las mil y una calamidades que les suceden a algunos de ellos te llegan al alma.

Es imposible que no sientas ternura por Tato, el criado del convento, un pobre retrasado, pero leal y con un gran corazón. Odio por el Señor de Junqueras, Esteban, un noble analfabeto, que se posiciona como un gran guerrero y cree que todos se tienen que doblegar a su poder y no duda en utilizar la fuerza bruta para lograrlo.
Fray Luis, que lucha por preservar los libros para que no perezca el conocimiento. Pese a que ha dedicado su vida a su labor de copista, su alma de monje guerrero no puede permanecer mucho tiempo dormida y ante las injusticias no duda en implicarse totalmente incluso a riesgo de su propia vida.
Y por último, no puedo dejar de mencionar a  Alfonso de Fonseca, el arzobispo de Santiago de Compostela, un astuto y experto manipulador. Siempre encuentra la manera de salir victorioso. Siempre logra lo que se propone, aunque para ello tenga que recurrir a retorcer la verdad o incluso a la mentira. No se detiene ante nadan ni nadie y su ansia de poder solo es superada por su ego.

En el fondo la historia narrada en esta novela quiere reflejar la persecución a la que se ha visto sometido el conocimiento, difundido a través de los libros a lo largo de toda la historia de la Humanidad, por parte de quienes no ven más allá de la ignorancia y el odio. Y cómo ha habido personas que han mantenido vivo dicho conocimiento protegiéndolo incluso con su propia vida, Porque como dice el autor “Allí donde quemen libros, acabarán por quemar personas”.