Canciones de amor a quemarropa

Cuando repasas la vida de Nickolas Butler (Pennsylvania, 1979) entiendes que todo lo que cuenta en esta novela debut tiene mucho de experiencia personal. Escribir de lo que sabes es uno de las primeros consejos que te pueden dar a la hora de afrontar una primera novela, y Butler consigue hacerlo con algunos extras.

La historia de cuatro amigos de Little Wing, en Wisconsin donde estudió Butler, que separan sus vidas por motivos profesionales es totalmente reconocible para cualquiera que tenga cierta edad y un bagaje a sus espaldas. En 1996 fui a ver al cine Beautiful girls, una película que contaba una reunión de amigos treintañeros (casi cuarentones) y recuerdo que me encantó la banda sonora y que esos problemas con mis 20 años me sonaban muy lejanos. Cómo ha cambiado todo 25 años después. Los problemas laborales, familiares, la sensación de haber dejado tus sueños atrás y de tener demasiadas cuentas pendientes. La vida, ni más, ni menos.

𝘾𝙖𝙣𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙖 𝙦𝙪𝙚𝙢𝙖𝙧𝙧𝙤𝙥𝙖 está contada desde varios puntos de vista. Cada capítulo está narrado em primera persona por uno de los amigos o sus parejas. Me ha gustado especialmente cómo se diferencian las voces de los protagonistas (granjero, ama de casa, un agente de bolsa, estrella del rock nostálgico, cowboy de rodeo acomplejado...) y cómo se entrelazan las historias y los puntos de vista. Las reflexiones sobre el paso del tiempo y las ocasiones perdidas me han llegado especialmente, pero quizás tenga que ver que me ha pillado en un momento muy adecuado.