La casa de las miniaturas

La casa de las Miniaturas es una novela con un misterio… Pero lo que parece algo más turbio o malicioso acaba convirtiéndose en algo tangible que nada tiene que ver con las cosas sobrenaturales, si no con el agujero negro que puede ser el alma.
El libro engancha, pero reconozco que la sinopsis de la historia lo vende como algo mucho más perturbador de lo que es, y que los secretos de los moradores de la casa, no son tan secretos, se pueden intuir prácticamente antes de la mitad del libro.
Pero a pesar de eso, el ambiente social asfixiante de Ámsterdam a finales del siglo XVII, el puritanismo, la hipocresía se vislumbran perfectamente en toda la novela, que está escrita con una prosa que desprende una nueva óptica. Temas tan importantes como el deseo, el racismo o las cuestiones de género aparecen de una forma natural y nada forzada que invita a reflexionar y también a disfrutar de la lectura.

En 1686, la joven Nella se acaba de trasladar a Ámsterdam desde su pequeño pueblo para empezar una nueva vida con su marido. Él es Johannes Brandt, un hombre maduro y distinguido comerciante que vive cómodamente en una gran casa en compañía de su hermana soltera, Marin, y rodeado de fieles servidores.

A los pocos días, Johannes entrega a Nella un regalo de boda extraordinario: una réplica exacta de su propia casa del tamaño de un armario, un objeto muy de moda entre los comerciantes. El pasatiempo de Nella será ir poblando, poco a poco, su casa con figuras que encargará a una misteriosa miniaturista, cuyos envíos parecen profetizar el futuro de su nueva familia.

La autora irá construyendo una historia que combina una trama de intrigas con el retrato de la sociedad holandesa del siglo XVII; una ciudad gobernada por los gremios de comerciantes, los síndicos y la recalcitrante y reaccionaria iglesia calvinista, donde la moral y el poder son los ejes indisolubles de una sociedad donde las apariencias lo son todo.

Destaca, además, el desarrollo y la evolución de unos personajes que poco a poco van desvelando sus secretos. Pero los personajes femeninos los que tienen mayor peso y protagonismo en la novela, como es el caso de Nella que pasa de ser una joven ingenua que intenta encajar en su nueva familia, a ser una mujer cuya determinación y compromiso hacen que acabe tomando las riendas de todo. ⠀
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Vamos a entrar en una primera novela de una joven escritora que tuvo un éxito inesperado.
Novela de gran éxito comercial en el Reino Unido, galardonada con el premio National Book Award, además, de ser nombrada libro del año. Madre mía, vamos a ver qué nos cuenta.

Bueno, pues he encontrado de todo, de ágil y fácil lectura, vas entrando poco a poco y capítulo a capítulo.
Y sobre todo porque en ella se recrea el ambiente de Ámsterdam a finales del XVII, ciudad de gremios y ricos comerciantes mezclada con el poder y el fanatismo religioso.

Es lo mejor del libro ya que se trata de un gran fresco de una sociedad holandesa donde nadie es lo que parece.

Comienza en el año 1686, cuando Petronella o Nella Oortman, recién casada y con solo dieciocho años llega del campo a la ciudad de Ámsterdam, a la casa de su marido, un comerciante de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, distinguido y rico, que le dobla la edad, Johannes Brandt, que habita en la mansión con su hermana Marin, soltera y muy estricta y con fieles servidores.

Pero a mi juicio, los personajes son absolutamente predecibles.

A la vuelta de uno de sus viajes, su marido le traerá una enorme casa de muñecas que reproduce fielmente su nueva residencia, un regalo que está muy de moda entre la clase alta del momento.

Nella comenzará a decorarla con las miniaturas que encargará a una gran miniaturista, a través de las cuales, irá descubriendo los secretos más oscuros que se esconden en su casa y sus moradores.

Eso sí, estamos ante un mundo plagado de cotilleos y secretos que se irán poco a poco descubriendo. Desengaños, celos, frustraciones, vulnerabilidades, fanatismo y falsas apariencias.
¿Es posible que ocurran tantos hechos morbosos? ¿ Es posible que todos los personajes oculten secretos?

Protagonismo de las mujeres que toman las riendas y personajes a contracorriente. En este sentido podemos decir que es original y sorprendente.

Está inspirada en una impresionante casa de muñecas de una mujer holandesa, Petronella Oortman de quien también toma el nombre, la protagonista, Nella, aunque la historia de la novela es totalmente ficticia.

Una novela donde la intriga y los secretos se irán desvelando con la réplica de las miniaturas que van poblando la casa de muñecas.

No he podido evitar al empezar su lectura, recordar la gran novela “Rebeca” cuando la protagonista Nella llega a la casa controlada estrictamente por Marin, la hermana de su marido, pero aquí se acabó el parecido. La Rebeca de Daphne du Maurier es mucho más exigente y compleja.

Por otro lado también el título, me ha hecho pensar en la obra de teatro de Ibsen “La casa de muñecas” en el momento en que la protagonista Nora se acaba dando cuenta de que ella es una muñeca que debe abandonar la casa para reencontrare consigo misma.

Aunque sólo es un extraño recuerdo, los personajes de Nella y de Nora también se parecen en el nombre. Pero esta relación no va a llegar más allá.

Curiosamente nuestra mente no deja de proponernos esta especie de juego íntimo que consiste en relacionar unas cosas con otras, unos momentos con otros y unas experiencias con otras. Se trata , a menudo, de un juego creativo.

Parece que se ha hecho una serie sobre la novela, que no he visto.

Descubramos sus misterios.

Para pasar un rato entretenido.

Nella Oortman, de dieciocho años, recién casada en un matrimonio concertado por su madre, llega a la casa de su marido, Johannes Brandt, un comerciante bastante mayor que ella y al que solo ha visto una vez.
Es una novela que recrea la forma de vida de los comerciantes holandeses y las relaciones que se establecen entre ellos. A la vez trata el papel de la mujer y lo que se esperaba de ella, de los significados y el poder del matrimonio, del choque que produce el vivir de forma distinta a lo preconcebido socialmente y del anhelo de la libertad personal, de la dificultad que supone saltar los prejuicios y las costumbres instauradas en una sociedad. También conocemos la rigurosidad de las normas morales que tuvo en su momento Ámsterdam y trata de la doble moral existente en la sociedad al contrastar la austeridad exigida por la religión protestante y la forma de vida de los burgueses ricos. También se habla de la homosexualidad y de racismo.
Este libro, me extrañó al proncipio, sobre todo por los personajes y las situaciones domésticas que presenta, luego engancha con el misterio que envuelve a la casa de muñecas pero el final desluce un poco todo lo anterior.

Tengo una amiga que vive en Holanda y tuve la fortuna de tenerla de guía cuando visité Ámsterdam. Una de las cosas que encontré llamativa fue la ausencia de cortinas en las ventanas. Así, si te paseas por sus calles y canales después del atardecer, puedes ver todo lo que hace cada quien en la intimidad de sus casas, al menos en las estancias que dan a la calle: hombres en calzoncillos, familias comiendo frente al televisor, gente cuidando las plantas. Mi amiga me explicó que se debía a que en Holanda las cortinas están mal vistas porque indican que tienes algo que ocultar. ¿Cómo entonces se conjuga esto con el derecho a la intimidad? ¿Para qué hacer pública la intimidad? Otra cosa que comentó fue que tampoco les gusta la ostentación. ¿Se venderán diarios con llave en Holanda?
Ambas ideas están muy presentes en el libro, que muestra esos dos valores calvinistas con una claridad tal que hasta se duplica en la casa de muñecas.
Nella, la protagonista, se traslada a la casa de su marido, un hombre de negocios que vive en Ámsterdam. La joven, en coherencia con la forma de pensar de las gentes de la ciudad debe ser expuesta a los vecinos para que sepan que Johannes tiene una esposa. Sin embargo, la casa está llena de secretos, que la joven descubre espiando por mirillas o tratando de encontrarle sentido a los crípticos mensajes de la miniaturista que le va enviando piezas con las que llenar la casa de miniaturas que le regala Johannes, su marido, para mantenerla entretenida.
Una casa que refleja la de verdad en la que nadie ajeno a ella pasa del hall, que hace de lugar de transición entre el exterior y la realidad de los personajes en el interior y donde las irrupciones tanto de la milicia de San Jorge —con ese nombre tan evocador de la inquisición— como de Jack desestabilizan todo el hogar. Pero la misma metáfora está presente en la ciudad en sí.
Marin mantiene que quiere ser enterrada dentro de los muros de la urbe, que recordemos está abierta al mar y aún así contiene murallas para separar clases sociales, y Johannes es el hombre libre para viajar, pero no para amar; o el estornino, que puede escapar, pero prefiere quedarse atrapado en la iglesia.
La miniaturista le añade un toque de magia y contribuye al suspense, pero también es la que observa lo evidente y que todo el mundo prefiere pasar por alto. La apariencia se impone en una sociedad donde la ostentación genera envidias y marca el límite de la arbitrariedad más absoluta. Pensemos que los burgomaestres decretan la prohibición de hacer figuras humanas y la abolen con una facilidad abismal.
Hay también un énfasis en la fragilidad de la riqueza construida sobre la base de la riqueza de otros, y, al mismo tiempo, la fragilidad de la vida misma, que en tan poco tiempo pierden Johannes y Marin y que se refleja en esa casita que la miniaturista deposita en la tumba de Marin.
El grupúsculo formado por Johannes, Marin, Nella, Otto y Cornelia conforman una familia unida, que quizás se juzgan y se irritan unos a otros, pero que se apoya en los lances más urgentes. Tanto es así que en la novela vemos como Nella se viste de criada cuando acude al almacén el día en que los criados y criadas se visten de señores y señoras y vive versa. En cierto modo, están al mismo nivel y son codependientes.
Para mí, el libro no deja de ser una historia iniciática sobre el tránsito de niña a mujer que experimenta la protagonista. Distraída, como afirma, por la casa de muñecas, le cuesta descubrir los secretos que poco a poco vamos averiguando a su lado. En ese sentido, hay un evidente cambio de la adolescente que llega asustada y con unas ideas preconcebidas del matrimonio y la que descubre la realidad y termina por hacerse cargo de la situación después de destrozar la casa de las miniaturas, que, en cierto modo, no deja de ser un juguete por muy sofisticado que sea.
Me resultó un poco inverosímil la mentalidad de los protagonistas. Es difícil de creer esa reunión de personajes tan especiales: Marin, la feminista del siglo XVIII que no soporta la idea de ser esposa, ni siquiera del hombre del que supuestamente estaba enamorada; Nella que acepta con relativa naturalidad la homosexualidad de Johannes; o el criado negro tratado como uno más y que ejerce de marido entre bastidores. Aunque me gustó mucho el giro, especialmente con el marido gay, le veo una intención demasiado contemporánea.
Así y todo, el libro me tuvo en vilo. Me sorprende que sea la primera novela de Jessie Burton porque maneja muy bien la dosificación de la información para alimentar el misterio y resulta implacable en el desenlace, que no deja a nadie indemne.

Un día de otoño de 1686, una joven de dieciocho años llama a la puerta de una casa señorial en el barrio más acomodado de Ámsterdam. Nella se traslada a vivir con su marido, Johannes Brandt, un distinguido comerciante que habita en la mansión en compañía de su hermana soltera y sus fieles servidores. Como regalo de boda, Johannes obsequia a su esposa un objeto peculiar: una réplica de su propia casa en miniatura. Sin embargo, poco a poco, el amable pasatiempo se irá transformando en la clave de una serie de inquietantes revelaciones que conducirán a Nella a desenmascarar los secretos más oscuros de los moradores de la casa.

He disfrutado muchísimo de esta lectura, una novela histórica con un misterio que te hace contener el aliento durante toda la narración. Todos los detalles están tan bien descritos que te transporta a la Amsterdam del s. XVII: los olores, los sabores, la luz, los ambientes... un poco como adentrarte en un cuadro de Vermeer. La narración está llena de giros inesperados, siempre entorno a la misteriosa miniaturista y a los secretos de la familia Brandt.
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3,5 🌟 En esta historia nos situamos casi a finales del siglo XVII en Ámsterdam y conocemos a Nella, una jovencita de campo recién casada con un comerciante pudiente y que llega a la casa de este en la ciudad. Con él también viven su hermana, Marin, y dos criados, Cornelia y Otto. Lo que Nella encuentra en esta, la que es ahora su casa por derecho, no es lo que esperaba. Coincidirá con una extraña mujer, de pelo rubísimo, con la que tendrá diversos encuentros y que ejercerá sobre ella un poder y una atracción irresistible. A su casa llegarán paquetes de una tienda de miniaturas que le suministra elementos para una casita que le ha regalado su marido, y en estos paquetes encuentra diferentes mensajes y figuritas que esconden información, esto tendrá muchísima relevancia en la vida de Nella y en la de su nueva familia,

Es una historia que he leído bien, aunque su primera parte se me ha hecho algo larga. Diría que es una buena novela para entretenerse, con una trama atrayente, con su toque de suspense y de ambigüedad que mantiene al lector atento. Además, nos acerca a ese contexto histórico y a través de estos personajes que esconden secretos y que tienen que enfrentarse a la sociedad, y especialmente a las autoridades que dirigen a la población, podemos ver lo que estaba permitido y lo que no y cómo actuaban con aquellos que se salían de lo estipulado.

La verdad que no se muy bien que pensar de este libro. Engancha y te mantiene expectante de saber mas hasta llegar al final que te deja un sabor bastante agridulce.

Me ha encantado este libro. Mezcla la novela histórica con la novela intriga de una manera muy inteligente. La parte histórica se centra en narrar como es la sociedad de los Países Bajos, concretamente de Amsterdam, en el siglo XVII: el territorio neerlandés era una república federal de varias provincias unidas, es un siglo en el que Holanda se confirma como una fuerza importante en el comercio mundial gracias a las colonias y también hay mucha revuelta religiosa por los calvinistas. La parte de novela de intriga se muestra en los secretos que esconden los protagonistas de la novela: Nella llega a una casa totalmente desconocida, la reciben con un ambiente muy frío, su marido no muestra interés en ella, su cuñada es fría y distante, los sirvientes también son especiales, parecen miembros de la familia.

Te mantiene enganchada durante toda la novela, no pude dejar de leerlo para saber que era lo siguiente que iba a pasar. Hay cosas que no resultan del todo creíbles: la miniaturista tiene un toque de fantasía y además le da menos importancia de la que parece que podría tener este personaje, el tema de la homosexualidad lo trata de una manera poco creíble para la mentalidad de la época.

Me sentí inmediatamente intrigada por el lugar de acontecimiento de la Casa de Las Miniaturas. El hecho de que la historia se desarrolla en 1686 solo me hizo querer leer esta novela aún más; me encanta la ficción histórica y realmente esperaba las descripciones históricas de una ciudad que conozco bastante bien. Tengo que decir que Jessie Burton no me decepcionó. Si bien esta novela de debut no es perfecta, todavía disfruté mucho esta historia. El entorno histórico y las descripciones están muy bien hechos y me hicieron sentir como si estuviera caminando por la ciudad junto con los personajes principales. Nelly Oortman es un personaje bastante interesante; ella se siente un poco insípida en un punto, pero una mujer del siglo XVII no se le habría permitido tener mucha libertad en primer lugar. Los otros personajes principales también están bastante bien desarrollados y la historia está bellamente escrita. Sin embargo, me hubiera gustado ver más al miniaturista y al gabinete en la historia; después de ver las distintas portadas y anuncios, pensé que jugarían un papel más importante en la novela. Parte de la trama tampoco era completamente creíble, pero como dije antes: si bien La Casa de Las Miniaturas no es perfecta, es sin duda una lectura muy interesante y entretenida para quienes disfrutan del género.