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Pese a su inicio impactante y magistral, lo fluida que es la trama y lo rápido que se lee porque es breve, me ha costado su ritmo narrativo, quizá su estructura o la forma de escribir del autor, que no creo que tenga que ver con la traducción, que habrá sido fiel a la original italiana. Dicho lo “malo”, vamos a lo bueno, que es, sobre todo, la narrativa en primera persona de Alice, a la que mataron una noche de hace diez años. Cuando Enrico, el que era su novio, regresa al pueblo para vender la casa, se despiertan viejos fantasmas y, lo que parecía una evidencia que destrozó la vida de la familia de Alice, se convierte en una sospecha. No puedo desvelar mucho más porque haría spoiler; lo mejor es ir sorprendiéndote capítulo a capítulo donde los protagonistas van alternándose y vas descubriendo, entre lo que ocurrió aquella noche de hace diez años y el presente, qué fue lo que le pasó a Alice. Quién la mató en realidad. No he dado ni una; la resolución del caso me ha sorprendido, no me lo esperaba, y el final me ha parecido brillante. Una novela negra que resulta adictiva por aquello de: “Quién fue”. Es cortita y se lee en poco tiempo del tirón. No pasará a la historia ni es destacable por nada en concreto; es más, opino que, en ciertos momentos, le falta pasión, pero cumple con su función, que es la de entretener. La recomiendo. |
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