Miffy va al museo

Miffy es uno de esos personajes icónicos en la literatura infantil y esta aventura en concreto me ha parecido adorable, especialmente si tenéis en casa a un pequeño o pequeña artista con ganas de verse representado/a en esta conejita que va al museo con sus padres y quiere ser artista.

El diseño de personajes y la composición de página de Dick Bruna es fantástico, se nota su trasfondo de diseñador gráfico. Me encanta que las pinturas que ve Miffy en el museo jueguen un poco con estilos y cuadros reales, haciendo pequeños guiños, ya que los peques luego los verán y los reconocerán más fácilmente.

El texto está escrito en verso, sencillo pero efectivo. La única pega que le veo es que las mayúsculas y la puntuación se hayan eliminado. No sé si es así en el original o es cosa de la edición española, pero puede confundir a algún niño o niña un poco más mayor que esté empezando a leer.

Me gusta que sea de un tamaño adecuado para un niño o niña de esa edad, que pueda cogerlo sin dificultades, pasar las páginas fácilmente, y no es pesado. El material exterior es un acierto, se ve lavable hasta cierto punto y se agradece.

El detalle de 'Este libro es de ______" en el interior de la portada para poder poner el nombre me parece muy simpático y práctico. En general, un libro sencillo, mono y perfecto para los más pequeños.

Libro de formato pequeño y manejable, en tapa dura, en papel de alto gramaje, letra grande y a todo color, una delicia para los más pequeños. La conejita Miffy asume como propia la iniciativa de la mamá de ir al museo dando un paseo y, una vez en su interior, descubre nuevas cosas y que a veces puede haber un oso en un museo, pero no blandito como los de verdad, y lunas de varios colores y muchas rayas de diferentes tamaños y en diferentes direcciones que en un mismo cuadro aportan una sensación diferente, pero igulamente encantadora. Muffy descubre un nuevo mundo dentro del museo y le va a gustar al joven lector tanto como al protagonista hasta el punto de que la historia sabe a poco y se echan en falta más páginas.

A mi sobrina le ha encantado, los dibujos sencillos con colores que contrastan creo que complementa muy bien el breve texto, me ha gustado mucho que fomente la pasión por el arte y los museos, algo que yo valoro mucho porque a mí también me encanta. Y qué anime a los niños/as a ser artistas.

La única pega que le veo es que me hubiese gustado que en las notas finales hubiese incluido el autor en qué obras están inspiradas las que va viendo Miffy en la visita, yo solo reconozco a Mondrian y me hubiese gustado explicarle un poco más sobre ellas a mi sobrina.

Seguiré de cerca las aventuras que vaya publicando la editorial sobre Miffy ya que ha sido un acierto y la edición de pequeño tamaño y muy manejable está muy cuidada