Les enseñan [...] desde el colegio. Les enseñan a ver nuestros cuerpos (a nosotros) como objetos. Aprenden la división entre países desarrollados y países subdesarrollados como si fuese mera geografía: tan incuestionable como las montañas, los océanos y demás accidentes naturales. Sin porqués, sin las flechas despiadadas del imperialismo europeo rasgando el mapa del mundo. En su forma más elemental: los cuerpos (negros) sin nombre, sin cara, sin identificar, exhibidos, hacinados y encadenados, pegados unos a otros, pies contra cabezas, en la ilustración a tinta de un barco. Condiciones indignas para un animal. Les enseñan esas imágenes, a perpetuidad, en las aulas, una y otra vez. Hasta que se convierte en un axioma.