Jane Eyre

No sé cómo empezar a hablar de Jane Eyre. Tengo el mismo problema que con Wuthering Heights, por ejemplo: son libros que me exceden porque los amo y hablar de ellos es una responsabilidad.

Argumento súper conocido: Jane Eyre es una niña huérfana que vive con una tía y tres primos insufribles (el más insoportable es el chico con aires de figura patriarcal). La tía, tan dulce ella (nótese la ironía), la envía a un internado para señoritas en donde no se sabe si la están educando para que sea una mujer instruida o si la finalidad es que aprenda a decir “sí, señor” a todo y a comer menos. Por suerte, Jane es de las que se rebelan. A medias, pero lo hace. Una vez que termina su aprendizaje allí, busca trabajo como institutriz y termina enseñándole a la protegida de Edward Rochester, un hombre rico, feo, gruñón y de ocurrencias hilarantes/ intimidantes. Y aquí viene lo interesante: la casa y el dueño tienen un secreto. Sí, como los protagonistas masculinos de las novelas románticas actuales, pero con más sentido común y más misterio.

Charlotte Brontë escribe muy bien y delinea caracteres complejos, de esos que traen dolor de cabeza porque a veces uno los quiere y a veces los detesta. Lo importante es que no se olvidan. Jane es una jovencita que tiene una autodeterminación digna de un aplauso (salvo cuando flaquea y hace comentarios que me caen mal), Rochester es un personaje genial por su complejidad (los críticos, agradecidos) y los secundarios, si bien aparecen poco, cumplen con su papel y algunos merecen atención. La trama genera intriga gracias a una sucesión de hechos extraños que parecen elementos de una historia de terror, pero que no son tan típicos. Es difícil que provoque aburrimiento y, además, esconde bien las pistas que servirían para desenmarañar las cosas. Y lo que hay detrás de lo que se cuenta, todo lo que uno puede sacar de este libro para analizar, es fantástico.

Jane Eyre tiene una resolución y un final que desapruebo. Son algunas de las pocas cosas que no me gustan. Todo lo demás me encanta y vuelve a encantarme al releerlo. Jane transmite (está narrado en primera persona) sus alegrías y tristezas con mucha pasión y precisión, regalando párrafos hermosos y diálogos chispeantes de los cuales no puedo cansarme. Me queda mucho por leer de Charlotte Brontë todavía y ojalá que me obligue a calificar con veinte estrellas. Por ahora, este libro se mantiene en lo alto.