Mientras me mires como me miras ahora, Jane, mientras sonrías como sabes sonreírme, aunque me digas que me odias, aunque me injuries y me atormentes, no podré renegar de ti, te amaré y...
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Mientras me mires como me miras ahora, Jane, mientras sonrías como sabes sonreírme, aunque me digas que me odias, aunque me injuries y me atormentes, no podré renegar de ti, te amaré y...
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Siempre llevaba conmigo mi muñeca; los seres humanos necesitamos algo para amar, y, a falta de objetos más merecedores de mi amor, procuraba hallar placer en el cariño hacia una figura fea y ajada como un espantapájaros. Recuerdo con perplejidad el absurdo amor que sentía por esa muñeca, casi imaginándome que tenía vida y sentimientos. No podía dormir sin tener envuelta en mi camisón, y, cuando la tenía ahí, sana y salva, era relativamente feliz por creerla feliz a ella.
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Ya se sabe que los prejuicios son muy difíciles de arrancar de algunos corazones cuyo suelo no ha sido abonado por la educación, crecen y arraigan allí como la mala hierba entre las piedras.
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Le contemplé, experimentando un agudo y a la vez doloroso placer en hacerlo: el placer que pueda experimentar quien, sintiéndose envenenado, bebe, a sabiendas, el dulce veneno que le lleva a la tumba.
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¿No sería absurdo, Die, encadenarme para toda la vida a un hombre que no es capaz de considerarme más que como una herramienta eficaz?
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La belleza está en los ojos del que mira.
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Afortunadamente, no tengo intención de dañarla; pero aunque la tuviera, usted no se dejaría dañar por mí. Cuanto más conversamos usted y yo, mejor; pues, aunque yo no puedo marchitarla a usted, usted sí puede refrescarme a mí.
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Nadie tiene derecho a mandar en mi voluntad. Lo que pienso es realizable: no hace falta más sino que mi imaginación descubra los medios de conseguirlo.
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Vivir es para mi, Jane, estar en el borde de un cráter que puede agrietarse y vomitar fuego en cualquier momento.
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Huya usted del remordimiento cuando se sienta tentada a pecar, señorita Eyre, porque el remordimiento es el veneno de la vida .
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises