Esta es una novela post literaria, donde los bomberos ya no se dedican a apagar incendios debido a que ahora todos los edificios son anti fuegos, pero realizan una labor para nada noble; ahora queman libros. El nuevo orden tiene prohibido cualquier literatura ya que hace pensar a la gente, y aunque a algunos les guste Dostoyevski, a otros puede que no y eso es motivo suficiente para quemar sus libros... para evitar que la gente piense y discuta. Entonces lo se crean actividades y mecanismos para que la gente sea algo así como autómatas, no tengan criterio, no analicen. Después de una breve plática con su vecina, el bombero Guy Montang se cuestiona si en realidad es feliz, qué habrá en los libros que hay gente que arriesga su vida por ellos |