Siempre es una alegría poder volver a los clásicos, y más si es con una nueva edición, ilustrada en este caso, y con una nueva traducción un poco más acorde con la actualidad. Bradbury creía en los libros como depósitos de conocimiento y con esa idea imaginó una sociedad distópica en la que el cuerpo de bomberos originaba fuegos donde eran quemados los libros, en el afán gubernamental de controlar el acceso de los ciudadanos al conocimiento. Una historia represiva en la que la televisión, ese aparato presente en todos los hogares habría de servir como único medio de difusión de las ideas concebidas como válidas por el poder. La prohibición de leer y sobre todo de poseer libros es el eje principal de la novela. Montag, bombero al servicio del gobierno desde hace años iniciará una relación con su vecina, amante de las lecturas en secreto, y junto a ella, poco a poco irá volviéndose más crítico con las órdenes que recibe y acabará conociendo, y uniéndose, a quienes han encontrado el modo de salvar el conocimiento que albergan los libros para que éste pueda ser transferido a las generaciones futuras. Reservoir Books ha editado una cuidada y muy bonita edición de Fahrenheit 451 que cuenta además con unas bellísimas y siempre acertadas ilustraciones de Maria Corte.
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