Si no la has leído, es una novela que tienes que leer. Simplemente espectacular. Muy dura, y difícil de asimilar, como gran parte de las obras que narran situaciones de la segunda guerra mundial y de los campos de concentración, pero esta si cabe, narrada desde la perspectiva de un niño de ocho años la hace todavía más especial. Observar como los niños son buenos por naturaleza, que el ser humano más “humano” que hay son los más pequeños, donde no existe la maldad, los prejuicios… Y vivir la historia en primera persona hace de esta novela algo único. Totalmente imprescindible. |