—Y además, yo quería hacer lo que quería hacer con mi vida. Y no lo que otra persona quería que yo hiciera con ella. Así que aquí me tienes, viviendo como una rata. Me paso las noches trabajando en estas esculturas y empiezo a pensar que a lo mejor mi padre tenía razón. Nadie me tomará jamás en serio. A lo mejor debería darme por vencido. Para entonces ya habían vuelto a salir a la calle y Joshua sacó un par de pesos de hierro que había cogido en el sótano. —Métetelos en los zapatos —dijo, sin darse cuenta de que Barnaby también había cogido algo de su cuarto y se lo había escondido en el bolsillo el pantalón —. Te costará caminar con ellos, pero por lo menos impedirán que flotes durante un tiempo. |