Siempre él

Jamie y Wes se conocen del campamento de verano de hockey. Siempre se han llevado muy bien, tanto que uno de ellos empezó a sentir algo más por el otro. Esta situación desembocó en que dejaron de hablarse durante unos años. Hasta que vuelven a coincidir tiempo después, cuando el equipo de hockey de cada uno llega a ser competencia para el otro. Y de alguna manera, ambos se vuelven a encontrar en el campamento al que acudirán como profesores de otros chavales más jóvenes.


Jamie me ha gustado, es un personaje normal que me ha sorprendido en alguna circunstancia (para bien) y me encanta que no se cierre y sienta la necesidad de que debe de explorar aquello que le causa confusión.


Y Wes... por favor, es mi favorito sin ninguna duda. Sus comentarios y salidas me han hecho reír y he disfrutado mucho de su personalidad. Siempre quiere que los demás se sientan a gusto a su alrededor y no duda en dejar su punto de vista claro.


La relación de ambos me ha gustado mucho. Aunque el friends to lovers no es mi cliché favorito, está muy bien llevado y todo el proceso es muy sutil. Por supuesto, no faltan las escenas spicy.


Nos trata bastante bien el tema de la homosexualidad en el deporte. Leeremos algunas escenas que nos sacarán de quicio por esto mismo, pero los personajes del libro van a saber luchar contra ello y eso es de admirar.


He disfrutado mucho de la historia y queda bastante cerrada, así que la segunda parte me da muchísima curiosidad. Es imposible no coger cariño a estos personajes y me gusta fangirlear sobre ellos.


Así que sí, lo recomiendo y, aunque no llega a ser como Kissme, está muy bien y entretenido.