Portia, la protagonista de esta historia, es como una cámara de uno de esos programas de televisión, tan frecuentes ahora, que impertinentemente irrumpe en la vida familiar de un grupo social muy concreto de la Inglaterra de entreguerras para mostrarnos sus miserias sin que el ojo de la cámara parezca que tenga excesiva importancia: Potria es un ojo adolescente, sin apenas relaciones y desprovisto de puntos de comparación fiables. La propia Bowen nos explica el tema de su novela: "Es una dichosa ventaja que muy pocos comprendamos la realidad del mundo hasta que nos hemos confabulado con él. La fantasía infantil, como la vaina que recubre el tierno brote, no solamente protege, sino que además refrena el terrible y floreciente espíritu, y no solamente para proteger del mundo a la inocencia, sino también al mundo del poder de la inocencia." Pues esa cámara impertinente que entró en la vida de estas familias tan típicamente inglesas no parece que tuviera demasiado bien protegida su inocencia. Portia tuvo que enfrentarse demasiado pronto a lo fácil que es destrozarse la vida en una sociedad cuya oferta era... “Aburrimiento, mucho aburrimiento ante una especie de sociedad secreta carente de contenido, ante una gente vacía que se pasa la vida haciéndose señas minúsculas...Desprecio por la gente casada que vive en la impostura. Desprecio por la gente soltera, tan cautelosa y susceptible... Ganas de que me preguntasen cómo estoy, y más ganas aún de que lo adivinasen...” No me digan que la cosa no promete… lástima que la autora no diera con la forma de meterme en la historia, de llegar a conmoverme. Su fallo conmigo se ha debido a esa manera tan típicamente inglesa de no mover una pestaña mientras lentamente les derraman té hirviendo en el regazo, que es muy efectivo cuando son los personajes los que encarnan tal talante (sobre todo si el tono es de comedia) pero que cuando también es el estilo de la narración, y más en un entorno dramático como es el caso, me deja frío. Lo mejor del libro son las lucubraciones, los discursos al margen de la historia narrada, donde abundan los pensamientos interesantes y las frases brillantes. "Un dormitorio vacío suele adquirir, al final de la tarde, el aspecto de que en él hubiese muerto el día de pura soledad" "No se debe sentir pena por quienes se sacrifican. Hay que sentir pena por quienes son el objeto del sacrificio de los demás. al fin y al cabo, los que se sacrifican siempre salen ganando. La gente sabe de qué cosas puede prescindir." También me provocan una sonrisa perversa los comentarios que describen perfectamente a algunos de los personajes: “Cuando el tren arribó a Limly... la señora Heccomb agitó dos o tres veces la mano: la primera al ver la locomotora, como indicándole que debía detenerse; las otras para que Portia no tuviera necesidad de cansarse buscándola. Esto último era improbable porque no había nadie más que ella en el andén.” “Las muchachas como Daphne, decentes, rudas, satisfechas, son el principal sostén del injusto orden antiguo. Daphne se deleitaba rindiendo homenaje a lo que era perfectamente feliz de no poseer.” “La habitación de Doris era tan innegablemente de Doris que, de inmediato, Portia cerró la puerta” No desaconsejo su lectura, la novela es un clásico, solo dejo constancia de los problemas que yo he encontrado y que son absolutamente personales y, con un poco de suerte para ustedes, nada contagiosos. + Leer más |