Los indomables pensamientos del señor O

Me llamó el título del libro y el estilo de ilustración que se ve en la portada. Cuando tuve el libro conmigo decidí llevarlo a la casa de una amiga y leerlo con sus hijas, de siete y cinco años respectivamente. No todas las páginas están llenas de color, algo que llamó la atención de una de las niñas, a mí también, me pareció un balance cromático acorde con la historia. A la medida que íbamos leyendo las niñas hacían preguntas y comentaban, entusiasmadas pero también inquietas ¿por qué quiere ocultar lo que piensa el señor O?, ¿por qué ahora se le escapan las ideas de la cabeza?, ¿está triste o tiene miedo?

El protagonista de esta historia es el Señor O. Desde pequeño los demás podrían ver todos sus pensamientos, por eso cuando crece dedice usar un sombrero para taparlos hasta que conoce a la Señorita I y su estrategia de ocultamiento empieza a fracasar. Llena de fantasía y de ternura, este libro nos habla del amor, de la autenticidad, de la represión que podemos sentir al ser simplemente lo que somos y de la que hay que liberarnos.

Las niñas piensan que está bien poder ver los pensamientos de todos sin que nadie tenga la necesidad de esconderse.

He disfrutado leyendo este libro y mi hija de 8 años también.
Para un adulto, habla de la presión de la sociedad, la educación y nosotros mismos para reprimir nuestra verdadera esencia y lo que realmente pensamos y sentimos y, aunque quizás la resolución es un poco abrupta y confusa, no deja de ser un cuento corto y el mensaje llega de igual forma.

PUNTO FUERTE
La sutileza de la narración para inducirte a pensar ciertas cosas sin que te des cuenta

PUNTO DÉBIL
Un final que no deja sensación de moraleja o conclusión o de que el protagonista haya aprendido realmente nada.

En "Los indomables pensamientos del señor O" de Amalia Boselli, nos encontramos con una historia sobre las ventajas e inconvenientes de tener "atados" nuestros pensamientos; y que ante el "amor" se desbocan y cobran vida propia.
No estoy muy segura de que sea un libro para público infantil, ya que la letra es más bien pequeña. Y no solo por eso. Yo leí el libro con mi hija, de 11 años, y si bien es cierto que la lectura le gustó, no entendió el final. Y es que en realidad, el final del libro no parece que sea el final de la historia. Deja las puertas abiertas, no sé si a una continuación o a la imaginación del lector.
Quería destacar el trabajo de Vero Gatti en la ilustración de la obra, con unas ilustraciones preciosas.