La niña del salto

No se ni por donde empezar con este libro. La sensación que me deja desde luego no es buena.

Ya si nos fijamos en la estética es un libro curioso, por no decir raro. El tipo de organización de los capítulos, la mezcla con los saltos de la niña, los propios saltos en el tiempo de la historia hacia delante y hacia atrás sin previo aviso... Personalmente no me ha convencido. Aunque pueda parecer original la realidad es que no está bien estructurado y hace que te pierdas continuamente.

La narración es amena, no me parece un libro mal escrito, pero los cambios temporales son un despropósito. Esto se debe también a que salvo quizás la protagonista, el resto de personajes no están bien desarrollados. No llegas a conocerlos ni se dan los detalles suficientes como para que al referirse a ellos en el presente y en el pasado (para más inri con diferentes identidades) puedas relacionarlos correctamente y saber de quien se habla en cada momento. Esto no es así y provoca no sólo que te pierdas a cada rato durante la lectura, si no que tampoco encaja ni se entiende el comportamiento que los personajes tienen. Parecen totalmente aleatorios.

En la parte positiva destacar la intención que tiene el libro. Consigue crear un ambiente angustioso en algunos momentos y refleja situaciones que por desgracia existen realmente en la vida real. Tiene detalles interesantes a la par que escalofriantes.

Sin embargo, la trama por desgracia tiene poca chicha, no pasa gran cosa y como digo, no está clara. Después de páginas y páginas de una historia bastante flojita encima el final es totalmente predecible.

Reconozco que el titulo del libro me llamo la atención y quise intuir que el libro me gustaria. La realidad ha sido distinta.
Ya en la sinopsis, se especifica que es una novela extraña. Me ha costado mucho conectar con la narración puesto que hay demasiados saltos, no solo los de la niña sino los del propio escritor. Es un libro cargado de simbolismos que te hacen pensar, y madurar muchas situaciones que vive Antonia la protagonista, planteando la perdida de las ilusiones con los años.
Trata temas que por desgracia están muy de actualidad, he podido sentir el miedo de Antonia, el poder de Dicxon sobre ella, y también el poder que ejerce sobre el propio pueblo de Santolaya. Dicxon es un hombre furioso con la vida, Antonia una mujer que quiso ser poeta, y la hija de ambos, una niña que no anda, da saltos y solo sonrie cuando su padre no esta.
Aunque no he llegado a conectar con el libro porque en ocasiones me perdía por los saltos temporales y de personajes, diria que la historia esta bien, con un vocabulario enriquecido y con muy buena narrativa, tiene sus puntos de humor negro e irónico.