EL HOMBRE QUE MATó A LUCKY LUKE

Si bien nunca he sido excesivamente fan de Lucky Luke (leía sus cómics y veía sus pelis y me entretenían, pero nunca he pensado que fuese de mis personajes preferidos), sí que he descubierto que, con el paso de los años, me ha ido gustando cada vez más el western, y he disfrutado mucho con las pelis de Leone y el Red Dead Redemption 2. El caso es que cuando vi que se publicaban esta historia de Bonhomme en homenaje a la serie por el 70 aniversario, me apeteció probar de nuevo.

La historia comienza con Lucky Luke tumbado sobre el barro, supuestamente muerto, mientras el asesino se regodea en su hazaña. Es un impactante comienzo, al que llegaremos tras recorrer en el cómic los hechos previos a este momento. Lucky Luke llega a Froggy Town, un pueblo en medio de ninguna parte, en una noche lluviosa; su intención es descansar esa noche y seguir su camino, pero al día siguiente se entera del robo a unos mineros y quiere hacer justicia.

La situación en el pueblo es algo tensa tras la llegada del cowboy protagonista, que no parece que sea bienvenido por la familia Bones, los sheriff del lugar. Si bien parecen querer incriminar del delito a un indio, las pistas que sigue Lucky Luke parecen incriminar a otros…y no cuento más para no desvelar qué es lo que sucede, pero como cosas curiosas diré que Lucky Luke sufrirá el síndrome de abstinencia por no tener tabaco, y que se reencontrará con una mujer de su pasado, además de con el famoso pistolero Doc Wednesday, ahora venido a menos.

Se nota que es un cómic algo más maduro que el de Morris, con menos toques de humor y más tensión característica del western, pero aún así el propio Lucky Luke sigue sin caerme bien. En cualquier caso, me ha parecido entretenido y he disfrutado mucho con el dibujo y el color, en el que sí que he visto esas notas que caracterizan al Lejano Oeste y que tanto me gustan.