Agathe

Al final de su vida profesional, Un psiquiatra, no ve buenas expectativas en su futuro: siente soledad, dolor , incapacidad física …y una vieja conocida, la ansiedad.
Piensa que ha llegado al límite en su trabajo y se va a convertir en una carga, una obligación.
De pronto, cuando ya contabilizaba las visitas y las horas que le quedaban en activo, su secretaria cita una nueva paciente que le trastocara la vida: Agathe.
Esto es el resumen de esta breve y primera novela de Anne Cathrine Bomann.
Me resulta peculiar esta tierna historia, por un lado, es comprensible que cuente los días que le quedan de trabajo, tiene 71 años, por otro me sorprende que este hastiado de ejercer su profesión (se supone que es vocacional). La escritora, de profesión psicóloga, nos comunica a lo largo del libro un abanico de sentimientos del protagonista de una forma sencilla, clara y con capítulos muy breves que podríamos, a su vez subtitular.
Así, por ejemplo, el capítulo titulado “Obligación profesional” podíamos subtitularlo “Intolerancia al envejecimiento”, “El sordo, el mudo y el ciego” por “Empatía” ….
Os recomiendo que leáis con detalle los capítulos dedicados a Agathe, la coprotagonista de esta historia. Que hacen una obra final, completa, que nos recuerda a la serie “En terapia” actualmente emitida en HBO.
Una obra documentada, precisa y cautivadora.
Cita
“Hum”, volví a murmurar. Ese modesto sonido, que no exigía nada, bastaba la mayoría de las veces para lograr que los pacientes hablaran”

Lo primero dar las gracias a Babelio y a la editorial Anagrama por el envío del ejemplar.

Este es el debut literario de Anne Catherine Bowann, psicóloga, residente en Copenhague y como curiosidad 12 veces campeona de tenis de mesa.

La novela nos describe el día a día de un psiquiatra que espera ansioso su jubilación, tanto es así que la narración comienza con la cuenta atrás respecto a las horas de conversación que le quedan con sus pacientes. Por eso, cuando su secretaría se toma la libertad de incluir una nueva paciente en su agenda laboral, no se muestra muy contento con la situación.

Ella es Agathe, aparece en la consulta como un vendaval, tras su insistencia, consigue que la trate, a pesar de que en un principio no podrá tener una continuidad en el tratamiento una vez el psiquiatra se retire del mundo laboral.
Diagnosticada de trastorno bipolar, con antecedentes de ingresos en unidades psiquiátricas, ahora mismo se encuentra en una fase depresiva con ideaciones autolíticas.

-No es posible que para todo sea demasiado tarde Agathe. Creo que la vida consiste en una larga serie de elecciones que estamos obligados a tomar. Y solo si nos negamos a asumir dicha responsabilidad, entonces nos dará todo igual-

Se podría pensar que tiene un gran protagonismo (no deja de ser el título) pero realmente y si te paras a pensarlo, no mucho más que otros personajes (aunque si que es verdad que también nombra algunos capítulos), pero no me sorprende la decisión de dar su nombre al libro, porque ella traerá consigo el cambio, un terremoto que moverá los cimientos que con calma y excesiva dejadez nuestro doctor ha hecho de su rutina, destruirá la monotonía que le envuelve, encontrando por fin algo positivo.

Ambientada en París, a finales de los años 40, será el psiquiatra quien en primera persona nos narre la historia sacando a relucir sus miedos, la soledad en la que vive, la decandencia física de la que es más consciente cada día, las conversaciones con algunos de sus pacientes y como tras su larga carrera profesional ha perdido esa chispa y energía con la que trabajaba antaño, cuestionándose si su carrera ha sido productiva o no.

-¿Por qué nadie me había contado lo que sucede con el cuerpo cuando uno se hace viejo? ¿Por qué no hablaron de los miembros doloridos, la piel sobrante y la invisibilidad?
Envejecer, pensé mientras me invade la amargura, consiste sobre todo en comprobar como la diferencia entre el yo de uno y su cuerpo va aumentando progresivamente hasta que un día, uno se vuelve un completo extraño para sí mismo. ¿Qué había en ello de hermoso o natural?-

Los capítulos son cortos, es una novela breve, en apariencia sencilla y delicada pero que esconde una trama profunda y lleno de sentimientos.
Parece no tener grandes pretensiones pero necesitas llegar al final y cuando lo haces no te esperas nada porque lo que narra es la vida misma.


-Aún así pregunté: ¿Y de qué forma encuentra uno aquello de lo que tiene miedo?
Mi experiencia es, respondió Thomas, que hay que empezar por lo que más se anhela-.

En primer lugar dar las gracias a Masa Crítica de Babelio y a la editorial Anagrama por el envío del ejemplar.
Nos encontramos en 1948, en la consulta de un psiquiatra que, con 72 años sólo aspira a jubilarse. Desean do llegar a tan ansiado momento, comienza una cuenta atrás sobre las horas de conversación que le restan con sus pacientes.
Pero su secretaria, sin pedirle permiso le añade a la agenda una nueva paciente, Agathe. una mujer alemana con problemas psiquiátricos y una vida enigmática. Pese a que en un primer momento no está de acuerdo,  ya que no tendrá tiempo de completar el tratamiento, al final accede a verla.

A través de las distintas sesiones que mantienen, comenzarán a aflorar diferentes sentimientos y temores que son propios del ser humano : el miedo, la muerte, las relaciones humanas, la soledad, la insatisfacción con uno mismo, el egoísmo, la empatía… Como reaccionamos ante ellos y, como buscamos un sentido y nuestro lugar en la vida.

Narrada en primera persona, desde el punto de vista del psiquiatra,  a través de capítulos muy cortos veremos, cómo esta nueva paciente pone del revés la vida rutinaria de nuestro doctor, que en el fondo es un viejo gruñón y un poco cascarrabias.

Lo que él mismo no se esperaba es que esta relación terapéutica va a funcionar en ambos sentidos, para su paciente y para él mismo.
Se dará cuenta de que su vida es aburrida y está llena de soledad y tristeza.
A través de sus reflexiones, sentiremos su soledad, su miedo ante el declive físico que va observado día a día y como, sin darse cuenta, se ha acomodado en una vida en la que tras una larga carrera profesional ya no siente la chispa de sus comienzos.

La otra protagonista, es Agathe. Diagnosticada de trastorno bipolar, con antecedentes de ingresos en unidades psiquiátricas, ahora mismo se encuentra en una fase depresiva con tendencia suicidas. Ella irrumpirá en la vida del doctor como un terremoto que le sacará de la monotonía para devolverle las ganas de disfrutar de la vida tanto personal como profesionalmente.

Agathe es una novela que dentro de su corta longitud esconde una historia profunda y reflexiva. Una historia en la que paciente y terapeuta se curan el uno al otro.

Una novela que nos muestra como a veces lo previsible se vuelve imprevisible, insuflando aire fresco a nuestra vida y dándonos una segunda oportunidad. En definitiva un libro que nos habla de la vida misma.

En el París de la posguerra tras la segunda guerra mundial, un psiquiatra está contando los pacientes que le quedan para jubilarse. Es un hombre solitario, evita cualquier contacto con vecinos o incluso con su secretaria de la que desconoce todo sobre su vida. Un día su secretaria concerta una cita con una nueva paciente.
Este libro es el primer libro de la autora, y me ha gustado mucho. Es un libro muy cortito, se lee en dos tardes y es la demostración de que no hace falta llenar páginas con datos innecesarios, si la historia está bien contada, no necesitas mucho más.
Los capítulos alternan la vida del psiquiatra, ese hombre encerrado en sí mismo, su relación con los pacientes y su secretaria, y las consultas con la nueva paciente y la relación que se establece entre ellos. Agathe, que así se llama la paciente, irrumpe en la vida del médico y trastocará todo. Todo ello contado en primera persona por el propio doctor.
La autora es psicóloga y creo que se le nota la formación que tiene a la hora de plasmar situaciones en el libro.
Como digo es un libro muy cortito que merece mucho la pena.

Dicen que nos preparamos para éxito pero no para el fracaso, y que el ser humano busca trascender. Eso dicen. Supongo que algo de verdad hay. Pero existen personas que, cuando ven que se acerca el fin de su vida profesional, entienden que ese tipo de éxito, en definitiva, no sirve de mucho. Algunos buscamos simplemente vivir. No defraudarnos a nosotros mismos, creer que nos quedan cosas por hacer. Porque si no...
Vivir sin apreciar la vida es un pozo negro y angosto del que olvidamos el principio y no visualizamos el final. El final da miedo, parece liberador pero aterra. Porque siempre nos queda la esperanza de que, antes de desaparecer por completo, alguien se dé cuenta de que lo único por lo que merece la pena seguir adelante es porque nos vean.