Todas las malditas decisiones: Everlasting Wound I

Decir que este libro tiene uno de los mejores primeros capítulos que recuerdo haber leído.
Y esos tira y afloja constantes en los diálogos me parecen grandiosos.
Gary y Rebeka se conocen en un pub. Parece que él se queda impresionado y cree que ella puede ser alguien diferente en su vida. Ella solo quiere un rollo de una noche que le ayude a librarse de una despedida de soltera pero encuentra mucho más.
Los dos arrastran muchos lastres sin superar, esconden cosas, cuentan medias verdades y están acompañados de miedos, inseguridades y dificultades, así que todo eso junto nos deja más que claro que su relación no va a ser tan fácil como les gustaría.
Gary es intenso las veinticuatro horas del día. Con sus sentimientos, con sus palabras, con sus intenciones, pero ni aún así se convierte en un personaje insoportable. Muy al contrario, tiéne un carisma y un poder de atracción como solo una estrella del rock puede tener.
Rebeka es insegura (o mejor dicho, hay hechos del pasado que la han transformado en insegura), y el huracán Gary , la presencia constante de Alex, y alguna intervenciones del entorno de Gary, no ayudan a que pueda pasar página.
Y, al igual que la primera vez que lo leí, no puedo olvidarme de Ana. Esa amiga que lo mismo te escupe verdades, te abraza cuando lo necesitas, o usa un tampón como recordatorio de que siempre estará ahí.
Conclusión: personajes coherentes, trama perfectamente hilada y un final que te incita a empezar la segunda parte lo antes posible.
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