Niño que quería ser un Goonie

Algunos escritores inventan historias, otros se dejan llevar por aquello que les hizo felices y luego, cuando tienen la oportunidad de dejarlo escrito, lo hacen. Víctor lo hizo, le gustó en su día tanto esa película que, tal vez, ya formaba parte de sus mejores recuerdos y quiso compartirlo con sus lectores.
Por su forma de dejarla narrada entenderéis que para él los Goonie fueron algo más que los personajes de una película: es un regreso a aquellos años ochenta.
Una familia compuesta por una madre y dos hijos, uno de ellos de 8 años, llegarán a un complejo hotelero de la provincia de Alicante, para pasar quince días estivales. Pero el lugar, que debería ser de descanso, acaba siendo su peor pesadilla. Comenzará muy bien con nuestro protagonista logrando organizar una pandilla como la de los Goonies, su sueño hecho realidad. Podrá vivir incontables aventuras, y, sí, las vivirá, pero esto no es ninguna película. Verá señales de que algo va mal, entre ellas un mensaje en el fondo de un armario.
Crímenes que parecen no tener ninguna relación entre sí, pero que son noticia en diferentes lugares de España, y vosotros, lectores, iréis enlazando con lo que allí ocurra.
Sí, lo repito, nuestro autor quiso dejar constancia de algo que en su día le ilusionó, pero no vamos a leer ninguna historia de Goonies, eso tenedlo claro, vamos a leer las aventuras de una pandilla de chicos españoles, sin bicis, sin meriendas ni ríos en los que hay sauces llorones. Pero acabará llegando la noche y con ella lo que ese lugar esconde; y es aquí donde deberéis entender que la vida no es como en el cine, que las balas no se esquivan, los malos corren más que tú, y que existen muchas clases de monstruos.
Me gusta la pandilla de amigos que creó, tan diferentes y a la vez entendiendo que en el fondo se necesitan para pasar un buen verano. El drama, sin duda, los unirá más y os sentiréis orgullosos de ellos. Es increíble cómo un lugar tan placentero termine siendo un sitio con tantos secretos oscuros, cómo, incluso a plena luz del sol, con temperaturas agradables, nuestro autor nos haga sentir angustia.
Viviréis una gran historia que, aunque la protagonicen niños, no por eso el verdadero terror no estará presente. Sí, podía haber acabado de otra manera, tal vez os sintáis defraudados en algunos trozos donde no esperabais ese desenlace, pero, como bien dijo Víctor, el cuento le pertenece al narrador y él tuvo claro en todo momento que iba a dejarnos una historia de miedo.
Os la recomiendo, Víctor nos dejó un buen libro para quedarnos despiertos unas horas más, aunque madruguemos.