Tristeza de los cítricos

Como se explica en la contraportada, la "tristeza de los cítricos" es una enfermedad que afecta a los árboles tiñéndolos de gris y debilitándolos hasta matarlos. Con esa explicación sabía que lo que encontraría no iba a ser luminoso y alegre, pero para qué engañarnos, tampoco es lo que buscaba. Así que de mi predisposición era buena y también la experiencia de lectura lo ha sido.

Si bien es cierto que los relatos van de más a menos, siendo los primeros mejores que los últimos, hay un nivel de opresión y tristeza que no desaparece, así que recomiendo leerlos poco a poco, no todos del tirón.

En ocasiones, el virus que provoca la devastación está dentro de nosotros y saldrá fuera, otras veces nos ataca desde el exterior y su violencia es fulminante. Cualquiera de esas perspectivas la encontramos en estas historias, marcados por un lenguaje directo, sin florituras ni adornos, un discurso en el que las cosas son llamadas por su nombre.

Y aunque algunos relatos me han resultado sórdidos y crueles ninguno es inverosímil. Por más duro que sea lo que cuenta, todo puede estar sucediendo hoy mismo en algún lugar del mundo.

Mis favoritos han sido 'Conejillo de indias', con el fondo de un matrimonio roto, y 'Una novia para Kafka', en el que una enfermedad mental marca el destino.

Como me ocurre últimamente con algunas jóvenes autoras latinoamericanas, no puedo recomendarlo a todo el mundo, no es apto para estómagos delicados o poco acostumbrados a sus universos. Hay algunos relatos que yo sé que no voy a olvidar fácilmente.

Diez relatos protagonizados por mujeres que, de una forma u otra, buscan huir de la soledad conforman esta colección de la mexicana Liliana Blum. Otros puntos en común (si no a todos los relatos, sí a la mayoría): la violencia, las relaciones "anómalas" tanto con padres, hermanos, amantes..., lo que hace que los textos se muevan entre el cuento de hadas, al menos como pretensión, y la nota de sucesos. Por si sirve de referencia, estos cuentos de Liliana Blum vendrían a ser una versión menos bestia de los de María Fernanda Ampuero o Mónica Ojeda.

Como es normal en toda colección, una siente cierta querencia por alguno de los textos. En mi caso serían "Luz de mi vida, fuego de mis entrañas", gracias a su abierto y por ello más terrible final, "Picota" y su violencia de doble vía y el amor como vía de escape y "Agua en los pulmones" con sus oscuros secretos familiares y un final redentor a su manera.

Otros, en cambio, resultan más planos y previsibles, como "Una novia para Kafka" o "Madriguera" y algún otro, como "El diablillo de la balsa", se ve lastrado por un final que no llega a estar a la altura de la premisa y el desarrollo previo.

De todas formas, y pese a sus irregularidades, "Tristeza de los cítricos" es una interesante colección de cuentos muy en la línea de la narrativa latinoamericana actual.

Los cuentos contenidos en este libro muestran, entre tonos de humor, a veces negrisimo, la vida de varias mujeres que se topan con situaciones que trastocan su cotidianidad. Asistimos a matrimonios caidos en la decepción y la rutina (Conejillo de Indias), padres abusadores que regresan de la carcel (Luz de mi vida, fuego de mis entrañas), relaciones que apenas comienzan se desmoronan (Cactus), familias donde los secretos salen a la luz en formas terribles (Agua en los pulmones), mujeres cuya ilusion se rompé (El diablillo en balsa). También hay cuentos que hablan sobre la violencia, durisimos, que nos dejan ver esa oscuridad a la que constantemente se exponen y las ataca (Picota, Una novia para Kafka, Desnuda como un sandwich de carne). Finalmente, el cuento que cierra, "Palabras bajo tierra", es a la vez una divertida historia sobre la locura, que hace a su protagonista confundir a una escritora por otra, y una serie de situaciones cotidianas en toda una conspiración. En conjunto, los textos gozan del gran ritmo y personajes construidos con pulcritud que es ya característica de la autora, además de llevarnos a repensar la violencia, la oscuridad, los secretos y la tristeza.