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Al igual que en la "Guarida Iluminada, Diario de un Sanatorio", Blecher sigue ofreciéndonos su retrato autobiográfico. Aquí nos narrará, una vez detectada su terrible enfermedad, la estancia en el Sanatorio francés de Berck, situado cerca de la playa, donde los enfermos pueden reposar sus heridas. Emanuel será ahora el alter ego del autor. Recorren sus páginas la tristeza y la melancolía de seres atrapados en la enfermedad física. Algunos como Emanuel, con enfermedad ósea, tienen que soportar una segunda piel de escayola en forma de corsé. No se pueden incorporar de pie, tienen que estar siempre recostados. El Hospital les facilita unos carros con un caballito para desplazarse por el pueblo, la playa o lugares cercanos. Conoceremos otros personajes que se relacionarán con Emanuel, como Ernest, Quitonce, Tonio y en especial Solange e Isa. al igual que La Guarida, la tristeza de Blecher impregna todas y cada una de las páginas, donde el sufrimiento y la muerte es moneda común en la narración. El buen tiempo con la llegada de la primavera y el verano, ofrece un respiro, pueden estar fuera del recinto la mayor parte del tiempo, pasean, toman el sol, y Emanuel puede alojarse incluso fuera del Sanatorio, pero la llegada del otoño y el invierno envuelve todo el lugar en la nostalgia y el desconsuelo. Es una pena la desaparición tan temprana de Blecher, porque su prosa sencilla, en ocasiones poética cala muy hondo. |
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