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Cuando uno se enfrenta cara a cara a la esencia del mal termina por pasarle factura. No te puedes quedar indemne tras haber mirado a los ojos a la oscuridad. Sabes que, desde ese momento, lo encontrarás a tu alrededor. En cada palabra, en cada gesto, en cada sueño y que su efecto terminará por pasarte factura. Y esa presencia maligna tiene que tener un origen, algún tipo de explicación que justifique el por qué de su presencia entre nosotros. ¿Cual es la función que tiene ese mal, ese dolor continuo, esa carencia de alivio que está ligada con fuego al mismo ser humano? En esta novela de William Peter Blatty nos presenta una trama aparentemente alejada de lo terrorífico para adentrarnos en la cabeza de un inspector de policía que ha visto demasiadas veces ese mal de cerca. Tanto que aún se estremece ante los hechos ocurridos algunos años atrás y que le hicieron cuestionar todas sus creencias. Sus dudas teológicas acerca del bien y del mal le atormentan cada día y ahora vuelven con mucha más fuerza, cuando tratará de resolver un atroz crimen. Se ha encontrado a un pequeño de doce años crucificado en los muelles de un modo bastante particular y macabro. A lo largo de la trama el inspector tratará de resolver este crimen siguiendo su instinto y enfrentándose a todas las dudas que le llevan ensombreciendo en los últimos años. Alguna explicación tiene que tener todo ese mal que le rodea. Y su camino le llevará directamente a un hospital psiquiátrico en donde la ciencia y la fe se tendrán que enfrentar una vez más. La novela es una continuación directa de los hechos que acontecen tras lo narrado en El exorcista. Y es que el mal no se puede limitar a la pequeña Regan ya que su naturaleza de por si tiene muchos nombres. ¿Y eso significa que nos vamos a encontrar aquí una nueva historia de posesiones demoníacas, de sacerdotes enfrentados al maligno y de vómitos blasfemos en escopetazo? Pues no necesariamente, aunque la conexión con la novela es más que sorprendente. Este libro es una excelente muestra de género negro con tintes de horror y, si te gustan ambos, lo vas a disfrutar con creces. Pero, sobre todo, es un tratado filosófico acerca del bien y del mal, un compendio de dudas que te acompañará a lo largo de la historia haciéndote reflexionar y preguntándote en todo momento quien es aquel ser que se encuentra encerrado en la celda doce. |
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