Nunca he llegado a entender en qué mundo vivo. Cabalgaba sobre un caballo tan joven y feliz como yo Y al galope sentía su corazón batir Contra mis piernas Y el mío, latiendo incansable en el galope, Todo lo atravesaba, sin que yo advirtiera Que mi montura descansaba Sobre el esqueleto de un caballo Haciéndose pedazos en segundos Mientras yo seguía cabalgando; Sobre un joven caballo de aire En un siglo que ya no era el mío.