(17/09/13)Una novela que resultó muy diferente a lo que esperaba. El nombre es bastante irónico, porque la historia tiene muy poco de dulce, salvo por los pastelitos que venden las protagonistas. Fantasmas del pasado, los que suelen existir en todas las familias, se abren paso en la aparentemente tranquila existencia de una madre y sus dos hijas. Es uno de esos libros en que casi todo transcurre en el interior de los personajes. Me pareció bueno, pero a veces el silencio que agobia a las protagonistas le produce el mismo efecto al lector.
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