Esta historia familiar no podría ser más bonita y con tantos sentimientos. Detalla tres generaciones de una familia rica y privilegiada. Me ha encantado la manera de la que se habla de política y del tema racial que hace cambiar la dinámica del país y de una familia. Los Milton sufren tragedias y traiciones, pero siempre están unidos. La isla para ellos se convierten en su refugio, y también en su estabilidad. al principio de la historia es 1935, Kitty y Ogden Milton tienen una relación perfecta, hijos adorables y una vida llena de apariencia. Ocurre una tragedia y Ogden le compra una isla en Maine a Kitty. Esa isla tiene demasiada importancia tanto en el pasado como en el futuro, y más cuando Kitty hable de algo que nunca olvidarán que puede afectar a sus generaciones. En 1959, Len Levy es empleado en el banco de Ogden. Casi todos en la familia odian a Len porque es judío, sin contar, que un amigo de Len es negro y ahí van ocurriendo más cosas. En 1990, los nietos de Kitty y Ogden ya no pueden mantener la mansión y quieren venderla, pero una de sus nietas se niega. Tiene una forma de narrar tan bonita, amena y cercana que hace que los personajes sean "familia" tuya y sufras, te enfades o te alegres por ellos. Las sagas familiares en los libros siempre me han gustado, porque siempre hay drama, secretos, mentiras y eso hace que vaya cambiando el rumbo de los acontecimientos.
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