Basilisco

Cuando leí El silencio y los crujidos me dio la sensación de estar ante un narrador potente, de los que no necesitan demasiados recursos efectistas para conseguir un material deslumbrante, sin ser cegador. Y en esta novela Jon Bilbao ha consolidado esa percepción.

Dividida principalmente en dos tiempos, el presente, donde conoceremos la historia de un ingeniero que se convertirá en escritor y cuya relación con su mujer, Katharina, ensombrece aún más un carácter ya de por sí reservado; y el pasado, la rememoración de una figura propia de las películas del lejano Oeste, John Dunbar, sin duda protagonista de las partes más inquietantes de la novela. Un as bajo la manga que Bilbao sabe aprovechar.

He disfrutado muchísimo de estas dos historias, pero sí que es cierto que hacia la mitad del libro comienzo a darme cuenta de que ese viaje por el cielo oscuro y evocador de la literatura está empezando a dar signos de palidez. Eso sí, sin desprendernos del todo de ciertos momentos lúcidos que consiguen igualmente que no abandones su lectura bajo ningún concepto.

Estamos acostumbrados a la ya poco novedosa expresión de “diálogo entre realidad y ficción”, pero es cierto que en este caso ha traído como resultado un acertado entendimiento textual entre el western (sin caer en tópicos) y la contemporaneidad.

Tengo que confesar que cogí el libro con demasiadas ganas y eso quizá ha derivado en una conclusión que se acerca más al “hubiera podido ser”, que al “podría haber sido”. Pese a que el deseo ha prevalecido más que el hecho, aun así no me ha defraudado, es más, me hace tener más ganas de seguir leyendo al autor.

Basilisco es como un tobogán, una novela donde vuelas alto la mayor parte del tiempo y en la que, al final, acabas deseando haberte quedado en las alturas, en ese lugar intermedio entre la expectativa de cuándo caer y el más puro disfrute de la caída.

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