Historia de mi ansia

Lea es una mujer que lo tiene todo, pero a pesar de eso, no es feliz. Su matrimonio es casi inexistente. Sabe que él está ahí, pero nada más. Nunca le tiene una muestra de cariño por su parte y eso le empieza a afectar aunque él siempre haya sido así.

Sus tres hijos (uno en común y los otros de cada matrimonio anterior de ellos) están ahí, pero cada uno tiene su vida y sus preocupaciones.

Lea es adicta a tener todo bajo control, herencia de su madre (o eso piensa ella), una madre con ansiedad y TOC. Hasta que un día le descubren que tiene cáncer de mamá y todo su mundo cambia, empieza a dejarse llevar, a disfrutar de las cosas. Y en sus citas médicas, conoce a Luca, un chico menor que ella y que le hace disfrutar, con él que sí tiene conversaciones, con él que deja ese aislamiento, y sobre todo, que hace que olvide las discusiones con su marido.

El único personaje que me ha gustado es Shlomo, porque siempre ha sido así, nada cariñoso y distante. Un hombre que es lo que ves, que no engaña.

No he soportado a Lea, no entiendo su comportamiento y porque quiere el cariño de Shlomo, sabiendo que desde que se conocieron él es así. El momento de la reflexión y por las fases que va pasando cuando se entera del cáncer me ha gustado bastante, junto con la relación con Luca (un chico que me ha encantado pero que me fue disgustando aunque lo entendí).

Sin duda, es un libro que te dura poco por la gran agilidad y reflexión con la que transmite la autora. Pero, no me ha gustado en sí. Solo la reflexión y Shlomo son lo que merece la pena.