Los libros de cuentos y relatos son dosis que me doy entre libros gruesos, o entre vuelo y vuelo de trabajo. Este me lo dosifiqué de esa manera y no quería que se me acabara. Que maestría señora mía!!! Que belleza su manera de escribir!!!! Todos sus cuentos son geniales, de la vida ordinaria y cotidiana, más aún un "bravo" de hacer de tan poco una genialidad. Cómo conviertes la ordinariez en belleza? A través de la pluma de Lucía Berlín! El ritmo, la cadencia. Vas sintiendo por ritmo el sonido mientras lees. Despacio, muy lento, rápido, híper veloz. Ohhh...ohh.....frena, espera, y no, te subes a ese ritmo. Su alcoholismo, sus miserias, sus padres, su hermana, la enfermedad, México, USA, el mar, sus matrimonios, sus hijos, sus tantas vidas se muestran aquí como si acudieras a una serie de Netflix. Cuanta honestidad y verdad! Frases vivas, descarnadas, con rostro, de esas que repites en alta voz para decirte: Qué modo de decir las cosas! Qué manera tiene esta mujer de trasmitir! Que sentido de la observación y del manejo de la palabra escrita para regalarlo. Coinciden sonido y significado, definitivamente. Jamás sobran las palabras, porque todo lo dice correcto y suficiente, en una corta oración, aveces partiendo de algo tan simple como la barbilla, o el sonido del viento. Viraje, sorpresa, dinamismo.Cambia de tono, cambia de tema, incongruencia, pareciera que se fue del contexto y te agarra nuevamente y te zambulle en el paralelismo de otra historia que necesita de la anterior. Su presteza es desmedida, también su ingenio. Les comparto un fragmento: " En mis ojos había pánico. Me miré a los ojos y volví a mirarme las manos. Horrendas manchas de la edad, dos cicatrices. Manos nada indias, manos nerviosas, desamparadas. Vi hijos y hombres y jardines en mis manos. Sus manos ese día ( el día en que yo me fijé en las mías) agarraban las perneras tirantes de sus vaqueros azules... " " Desde que me alcanza la memoria siempre he tenido un don para quedar mal..." |