Una historia ocurrente y divertida. La reina de Inglaterra, la actual, descubre, casualmente, el placer por los libros y por la lectura, hasta el punto de casi casi descuidar, o deslucir, sus compromisos como monarca. Con el afán de recuperar todo el tiempo perdido, leer se ha convertido en una actividad prioritaria y primordial y eso no gusta nada en la corte. "- Pero a Su Majestad, sin duda, debieron de aleccionarla. - Desde luego --dijo la reina--, pero aleccionar no es leer. de hecho es la antítesis de la lectura. Aleccionar es sucinto, concreto y pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante. El aleccionamiento cierra un tema, la lectura lo abre. - Me pregunto si Su Majestad visitaría otra vez la fábrica de zapatos --dijo Sir Kevin. - La próxima vez --dijo la reina, cortante--. ¿Dónde he dejado mi libro?" |