Primero de poeta

¿Cómo empezar la crítica de un libro de poemas que has devorado en dos sentadas y en el que has marcado más del 80% de las páginas? Difícil arrancar pero vamos a empezar por la manera en la que se autodefine la propia autora en la biografía que es especialmente representativa de lo que nos podemos encontrar en las páginas de su libro:

Nací en una isla y no sé nadar. He vivido en tres ciudades, nueve hogares y alguna casa. Me he enamorado una vez. He bajado corriendo de un tren en llamas y he visto explotar una bomba. No creo en las cosas que duran para siempre. O sí, no lo sé.
Las fresas, con leche condensada. Cada cierto tiempo necesito cambiar cosas de sitio, ya sean muebles, personas o toda mi vida. Si no viajo, no puedo respirar. Tengo incontinencia sentiverbal. Me pierdo en cualquier atardecer, a ser posible con mar. Prequiero demasiado rápido y desquiero demasiado lento. No recuerdo la última vez que me dormí pronto. Mido el tiempo en medias cervezas y no hago planes a más de cerveza y media.
Lloro en las manifestaciones cuando oigo a Labordeta. Te necesito cerca, pero no encima. Siempre voy con el más débil. No imagino un mundo sin queso, ni sin chocolate. Casi siempre es mejor dar que recibir, y no estoy hablando de sexo; no solo de sexo. La reina de mi casa es una gata coja que no para de ronronear. La empatía debería mover el mundo, no solo el mío.
Si has leído hasta aquí, te puedes quedar.

Me siento fielmente representa en este texto, ya no sólo en las cosas que dice sino, más bien, como las dice. Porque mis fresas siempre irán con leche condensada o alguna otra sustancia que las endulce y las potencie. Porque no podría vivir sin queso ni chocolate. Porque pienso usar los términos "prequiero" y "desquiero" el resto de mi vida (aunque confieso que el prequiero ya lo usaba desde hace tiempo gracias a Primos de Daniel Sánchez Arévalo). Porque todos deberíamos ir siempre con los débiles y empatizar un poco más para poder mover el mundo y para ello, lo mejor es viajar y cambiar de perspectiva.

En los poemas podemos encontrar una sensibilidad difícil de explicar, de los que te ponen la piel de gallina y tienes que cerrar el libro para respirar hondo y reflexionar porque te has visto reflejada en ese texto. Por supuesto que habrá algunos con los que te puedes sentir más o menos identificada, pero no creo que haya dudas de que puede haber un texto para cada persona o para cada momento.

La temática va mucho más allá del amor que, por supuesto, también tiene su importancia. Toca temas como la crítica social al aparentar en vez de disfrutar del momento, alabanzas al carpe diem y a cambiar las cosas que no te gusten, a superar los miedos y los problemas y a amar sin medida siempre que el destinatario seas tú mismo. Preguntarse que hubiera pasado si, montarse una película y vivir en ella. Reencuentros con personas que te tocan el corazón (personas y días que te mueven y son magia, para bien y para mal). Aprovechar el momento en el que eres feliz, ser feliz con lo que se tiene, buscar lo positivo... y respirar.

Todo eso y mucho más podréis encontrar en textos, en esta prosa poética que se te mete dentro. Millones de gracias Patricia por tus textos, por tu cercanía y por ser tan visionaria. No sólo he devorado tus poemas sino que voy a volver a ellos, a leerlos y releerlos. A reflexionar sobre ellos, a saborearlos y a memorizarlos. Si esto es primero de poeta, no quiero ni imaginar como será segundo.
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