La única mujer

Es más que todo un pantallazo apresurado a la vida de la famosa actriz Hedy Lammar, conocida principalmente por su rol en el cine, por su extraordinaria belleza pero muy poco por su inteligencia y participación en la creación de un mecanismo alternador de frecuencias de onda, con el que pretendía desarrollar una nueva herramienta para guiar de manera precisa los torpedos de los submarinos americanos, como arma efectiva ante los ataques nazis de Hitler, tecnología que fue precedente del bluetooh y wifi de nuestros días.

Sin embargo, Lammar, apellido que es adoptado como parte de su nombre artístico para ocultar su orígenes austriacos judíos, que no eran bien vistos en esa época en Hollywood, luchó toda su vida por ser tomada en serio, por ser vista como algo más que una cara bonita, un objeto del deseo, cruz con la que cargó a través de los años y que también le pasaron factura a la hora de presentar su novedoso proyecto a la Armada marina americana, quienes le sugirieron amablemente que se dedicara a las películas o a usar su belleza para recaudar fondos para la campaña armamentista en lugar de dársela de inventora, vaya mentalidad misógina pero lamentablemente una realidad que opacó a muchas mujeres en el pasado.

La historia contada en primera persona, salta de manera rápida a través de los hechos, de modo que no llegué a conectar personalmente con la protagonista, ya que se toca su vida superficialmente, no obstante es una historia que me alegró conocer un poco más, ya que tenía pocos datos acerca de su vida como tal y del reconocimiento tardío de su ingenio como una mujer dotada de una inteligencia notable, seguramente buscaré mas adelante algún documental u otra biografía porque me ha interesado gratamente conocer más acerca del rol que le tocó vivir y de su extraño y posterior ausentismo de la vida social, sin duda una mujer singular que marcó historia.