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Críticas sobre La tregua (38)
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benjaminpalomero_
 23 March 2024
Novela en forma de diario. Es increíble la labor de Benedetti para hacerte ser capaz de empatizar con Martín Santomé, un viejo machista y homófobo que no hace más que causarte repulsión al inicio del libro. Benedetti teje un hilo de emociones mediante el que acabas sintiendo lástima por Santomé. El desenlace es predecible pero devastador. Es una novela preciosa. de mis favoritas.
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MJMC
 07 March 2024

Difícil reseña la que me queda por delante.

Pequeña joya homófoba y misogina

Se me presenta el primer dilema y es separar la obra del autor, sabiendo como sé que Benedetti habla por boca del protagonista y en él parece volcar muchas de sus opiniones misóginas y homófobas.

El segundo dilema es que a pesar de que hay párrafos de una prosa celestial, lo que leo me despierta repulsión... en eso es muy parecido a lo que sentí leyendo Lolita, salvando las distancias y las temáticas que no son comparables.

Superados estos dilemas, vamos a la faena:

La novela está escrita a modo de diario en el que el protagonista, un hombre "normal" con 50 años y a punto de jubilarse (quién pudiera!) vuelca sus sentimientos de frustración, hace balance de su vida, balance negativo, confiesa su miedo a la vejez, al aburrimiento, al sentimiento de no haber vivido al máximo, de haber desaprovechado oportunidades y de cómo en ese momento de ajuste de cuentas con uno mismo, la vida le otorga una tregua.

Maravillosamente escrito, con grandes reflexiones a resaltar. En mi caso he acompañado la lectura con el audiolibro interpretado magistralmente por Ernesto Alterio, pero en el balance final pesa que algunos pasajes son duros de tragar y empatizar con un tipo que te resulta tan desagradable, cuando se supone que tienes que sentir compasión por él.

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sanchezmaximo65
 17 February 2024
"La Tregua", de Mario Benedetti, resultó sumamente interesante de leer debido a su capacidad para presentar situaciones que podrían ocurrir en la vida real, lo cual puede resultar desalentador en su realismo. La novela refleja de manera excepcional la naturaleza absurda de la vida y la imposibilidad de controlarla por completo. Benedetti logra crear una narrativa fluida que envuelve al lector, permitiéndole sumergirse en la historia y conectar con el protagonista y sus experiencias. Su estilo de escritura es notablemente fluido, lo que facilita la lectura y contribuye a la inmersión total en la trama.
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Guille63
 27 October 2023
¡¿Quién me mandaría a mí?!

Han pasado casi 30 años desde mi primera lectura. Tendría yo por aquel entonces la edad de Laura Avellaneda, la joven protagonista de la que se enamora Martín Santomé, casi treinta años mayor que ella y unos cuantos menos de los que yo tengo ahora.

Una relectura no supone solo afrontar nuevamente una novela que, como es este el caso, disfruté mucho en su día, también te pone frente a aquel que fuimos y, también como en este caso, frente a aquel que pasó por alto un aspecto que ahora me ha revuelto las tripas y ha tirado por tierra la alta consideración en que tenía a la novela y al tipo que la escribió.

Pero empecemos por el principio que suele ser la mejor forma de empezar.

La novela es el diario que escribe Martín Santomé en los meses previos a su jubilación (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡), un diario que seguramente me recordó en su día, y sigue haciéndolo, a los diarios que escribió Miguel Delibes sobre Lorenzo, un personaje que reflejaba de una forma deliciosa la vida cotidiana en los campos de castilla de mediados del siglo pasado, y a los que tengo un enorme cariño.

Lamentablemente, en aquellos tiempos no escribía comentarios acerca de lo que leía, por lo que no puedo saber qué me pareció el personaje de Martín en aquella primera lectura. Imagino que, como a Benedetti, también me pareció un viejo (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡) que a su provecta edad (¡¡¡ 50 años ¡¡¡) se lamenta de no haber afrontado la vida con más valentía y decisión y de acabar en una oscura oficina, en una vida monótona y gris, convertido en “Un tipo triste que, sin embargo, tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría”. Tampoco valoraría en la misma medida sus reflexiones acerca de la vejez (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡), lo que suponen “las treguas” inesperadas que nos enganchan, y cómo, de nuevo a la vida, lo que constituye el verdadero drama de hacerse mayor:

“Cuando decimos, por ejemplo, «que nos aferramos a la vida», la estamos asimilando a otra palabra más concreta, más atractiva, más seguramente importante: la estamos asimilando al Placer… ¿cuántos (años) me quedan de Placer?”

Mi punto de vista acerca de las relaciones paternofiliales que se retratan en la novela sería con absoluta seguridad muy distinto del que ahora tengo con dos hijos ya mayores, y quizá no me sorprendieran ni me molestaran tanto los aires de superioridad, de perdonavidas, el paternalismo y el machismo del protagonista, características de las que ahora pienso que el autor incluso podría no haber sido consciente. Pudiera ser que en su día lo achacara a que eran otros tiempos, a que simplemente el autor quiso retratar una época en la que ese era el sentir común tanto de los hombres como de las mujeres de la época.

Estoy seguro de que sonreiría y me emocionaría con algunas situaciones, que reiría con su humor (aunque ahora este me haya parecido en alguna ocasión cruel y de mal gusto), que aplaudiría muchas de sus reflexiones (“Tampoco estoy seguro de que Dios, si existe, vaya a estar conforme con nuestra credulidad”), su crítica de ciertos absurdos convencionalismos sociales o su claro afán de honestidad y de denuncia de la corrupción y la justa atribución de responsabilidad a cada uno de nosotros por nuestra resignación ante ella cuando no la directa democrática coparticipación.

“Yo creo que en este luminoso Montevideo, los dos gremios que han progresado más en estos últimos tiempos son los maricas y los resignados”

… Un momento, ¿QUÉÉÉÉ? ¡¡¡¿LOS MARICAS?!!! Vale que los tiempos han cambiado mucho y ciertas cosas que antes podían ser una mera brisilla molesta, ahora son un viento que nos zarandea y nos deja revueltos, pero no me explico cómo no me asqueó en su día, dado lo que recuerdo que me gustó, la tremenda homofobia que rezuma la novela. Mario Benedetti eligió que uno de los hijos de Martín fuera homosexual, algo irrelevante en la trama principal, algo absolutamente gratuito, algo que no parece responder a la denuncia, ni siquiera al hecho de dejar constancia, de la situación de los homosexuales en aquella época en Montevideo. Más bien parece traído aquí únicamente para poder expresar su sentir hacia la homosexualidad, para poder decir cosas tan miserables como…

“Mi hijo es un marica. Un marica. Uno como el repugnante de Santini… Hubiera preferido que me saliera ladrón, morfinómano, imbécil.

Está perdido. No siente escrúpulos… se justifica con ardor, te aseguro que no tiene complejo de culpa. Entonces dije: «Si le reviento la cabeza a trompadas, vas a ver cómo le viene el complejo de culpa». Blanca se rio…"

Verdaderamente pienso que Martín Santomé es un personaje que Mario Benedetti crea con ambición de modelo de buena gente, y que pone en su pluma de diarista pensamientos e ideas que él mismo defiende.

“Quisiera sentir lástima hacia él (su hijo homosexual), pero no puedo… Ni ahora ni nunca”

Bien, como siempre digo, mis calificaciones no tienen tanto que ver con la calidad del libro como con el placer o displacer que me hayan causado y bien que hubiera querido sentir comprensión hacia Benedetti, pero no puedo… Ni ahora ni nunca.
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Loremodolectora
 03 October 2023
Esta historia fue publicada en 1960 y en esa concepción de sociedad uruguaya es que debemos ubicar la obra de Mario Benedetti.
Martín Santomé tiene cincuenta años y espera con ansias dejar su monótono trabajo y poder jubilarse. No tiene bien claro para que quiera jubilarse, pero sabe que quiere hacerlo. Es viudo y vive con sus tres hijos, con quienes tiene una relación superficial y con no logra entablar un vínculo profundo.
Nos enteramos de todo lo que siente y piensa Martín porque el libro esta escrito a modo de diario, donde el protagonista nos cuenta, desde su voz que le sucede.
Martín Santomé conocerá una mujer modifica sus días y le dará esperanza.
Mario Benedetti tiene el don de mostrarnos a través de esta historia de amor, cómo la vida, nos puede sorprender. El peso de la oportunidad perdida y la palabra no dicha.
No presenta una idea de quien es Dios, que significa Dios en nuestra vida. Quién es Dios para cada persona.
Pienso que uno de los temas centrales son los prejuicios, cuantas cosas hacemos o dejamos hacer por el peso de la mirada del otro. En 1960 esto tenía mucha importancia pero hoy en el año 2022 sigue teniendo peso. Cuanto dejamos de vivir por miedo al “que dirán”: la familia, los amigos, los vecinos, y la sociedad toda.
Nos retrata como uruguayos de una forma que no pierde vigencia, las descripciones de las calles, los cafés, el mate, las tardes de lluvia repentina. Todo es tan uruguayo.
Los temas que trata Benedetti en “La tregua” los encontramos en otras obras como en “Poemas de la Oficina” publicado en 1956.
Creo que es un libro hermosamente triste, melancólico pero también esperanzador.
Escrito hace mas de 60 años mantiene vigencia: la idea de Dios, el destino, el amor, la rutina o los conflictos familiares y laborales nos atraviesan a todos. El esperar “el momento” para vivir.
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areal
 18 August 2023
Cómo que llevo todo este 2023 sin escribir una reseña mínima, un esbozo de mis sentimientos a la finalización de cualquiera de las "taitantas" últimas obras que he leído, más por no saber que escribir, que por pereza.
Sin embargo, hoy me rindo ante Benedetti (que de grandes Marios ha dado la historia) y esta sublime obra que ha desnudado todo mi ser.
Quizás sea el formato, un diario; quizás la cincuentena; tal vez sea Esteban o Jorge; a lo mejor es Blanca y seguro Avellaneda, todo el continente me ha llevado a fluir por la esencia de las sensaciones, sueños y emociones de Martín que han reflejado mi propia alma.
No te puede faltar una cita con esta obra, no tienes más remedio que darte "una tregua" y saborear tu propio yo a través del diario de Santomé.
Así sea.
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Luskingosius
 05 March 2023
Novela maravillosa, directa, ocurrente, inolvidable.

Un hombre a punto de jubilarse, viudo, que ha criado a sus hijos solo. Alguien que sabe que cuando deje el trabajo, será su muerte como individuo. Su fin se acerca,....pero algo ocurre!

Una tregua, que a pocos les llega, que debe aprovechar

Como es posible escribir tan bien un libro? Por qué es tan corto? Por Dios, qué difícil es encontrar una maravilla como esta.


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MeryJo
 30 December 2022
En este libro Marío Benedetti, nos cuenta en forma de diario el día a día de Martín Santomé, un hombre gris, viudo y sin aficiones de ningún tipo que vive de forma muy rutinaria y aburrida hasta que se enamora de una compañera de trabajo. Aunque la historia es bastante simple y cotidiana, Mario Benedetti consigue atraparnos con sus palabras y darle a la historia un gran giro final.
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Anelena
 18 October 2022
" La monotonía aburre y lo aburrido desespera"
El protagonista va contando en forma de diario con que estado de animo se enfrenta su día a dia.
El viudo nos relata la escasa relación con sus hijos, la rutina de su trabajo, el deseo de jubilarse, recuerdos y reflexiones sobre el paso del tiempo, su hastío y su vida vacía.
Pero no todo es gris porque aparece una mujer que lo llena de felicidad.... y ahí lo dejo.
Un viaje emocional sobre su vida, muy bello pero también muy doloroso.

Tal vez no haya elegido el mejor momento para leerlo o esperaba otra cosa, pero no lo he disfrutado,
Aún así recomiendo su lectura, tiene muchos temas con los que reflexionar.
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March_25
 22 September 2022
Escrito en primera persona en forma de diario, con una prosa magnífica y pocos personajes importantes pero muy bien definidos, Martín (que se jubila con 50 años, ya quisieran muchos) me ha hecho recordar lo que es sentir mariposas en el estómago (algo hace tiempo olvidado).
Me ha impresionado su fuerza para ambientar toda la trama sin necesidad de diálogos, de hacer sentir ese olor en el armario. La verdad es que es un libro muy recomendable.
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¿A cuál libro de Mario Benedetti pertenece la cita?

“La beso, a ella la beso, y no soy hipócrita. La beso como podría morderla, y a veces la muerdo, o comérmela y masticarla y digerirla. Porque hay una desesperada necesidad, casi diría una obligación, de marcar al otro, a la otra, aunque sea con los dientes, y aunque alguno de estos sea postizo. Dejar una marca propia es cosa de vida o muerte, o de muerte solamente, porque la intención subterránea es pasar la muerte, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Buena definición para proponer a la Academia. Hijo: cicatriz de amor.”

La tregua
Gracias por el fuego
Quién de nosotros
Primavera con una esquina rota

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