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Críticas sobre La tregua (38)
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Carla_Ceron
 26 July 2022
A través de una historia sencilla vuelvo a ser testigo de como funciona la magia de las palabras. de como un autor puede dejarte reflexionando durante horas, con frases hermosas, con oraciones contundentes y directas que golpean con fuerza sobre tu forma de entender el mundo.

Esa es, para mí, la mejor alabanza que puedo hacerle a Mario Benedetti. Ha removido hasta lo mas profundo de mis entrañas, me ha hecho olvidar lo abyecto y despreciable de su protagonista, y ha logrado, a pesar de esto, dirigir mi mirada hacia la belleza, hacia las ganas de vivir. Pero también he sentido la soledad en mis huesos y he vislumbrado un atisbo del dolor más intenso, más sincero y más profundo. Y no podéis menos que reconocerme que esto tiene un mérito tremendo.

La tregua es la historia de un hombre indolente, vacío y sin ilusiones, un individuo de 50 años que ya no espera nada de la vida, cuando de repente la vida le devuelve la ilusión. Tengo que decir que literalmente me bebí el libro. Con la fuerza y la belleza de sus reflexiones, Benedetti te mantiene pegado a sus páginas, y no puedes dejar de leer, necesitas saber que le deparará la vida a Martín Santomé. A mí, personalmente, este señor me ha inspirado toda una horquilla de sentimientos que van desde la lástima hasta el desprecio. Aviso de que es un personaje difícil, al que no se le coge nada de cariño, antes al contrario. Pero al final, Martín Santomé es lo de menos en este libro. Lo verdaderamente importante es todo lo que tiene que decirnos Benedetti. Y cómo nos lo dice.

Hacía tiempo que no escribía una reseña, y hacía tiempo también que no calificaba un libro con cinco estrellas. Hoy voy a hacer las dos cosas.

Marenpergamino, lo prometido es deuda. Habemus reseña. Mil gracias por la insistencia!
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rafaperez
 29 June 2022
Como el sonido de un cuchillo en el encuentro accidental contra el plato.
Chirriante, hiriente y herido, molesto, sombrío, hueco, vacío y terriblemente muerto.
Así es Santomé. Así asoma, y se muestra en su diario, en su apatía controlada, de la que ni sabe, ni quiere escapar.

En la vulgar cotidianidad que sujeta sus brazos, evapora su alma, la disipa, la borra y le dispara balas de arrugas, de besos tardíos, sombríos otoños, versos de contables de arena seca y ausencia de paz.

No sabe amar, nada tiene, nada da.
Vive ciego, terriblemente ciego de opacidad. A veces es mejor morir un poco para nacer mejor.

Y entonces llegó ella, su luz, su tregua, el último suspiro antes de la invalidez permanente emocional.

Mario Benedetti, te acaricia con su prosa, fina, ingeniosa, profunda.
Una embriagadora pieza musical de letras, sílabas, palabras que forman frases que huelen y saben a pan.

Un texto en forma de diario, que apuñala, que duele, que amarga y a su vez un respiro, una oportunidad...¡un derecho!
El derecho de sentir en tu alma la luz y el amor, aunque solo sea una maldita vez.
Sí, soy romántico. Yo confieso. Lo que no me gusta nada son los besos de algodón, los abrazos de osos amorosos, ni las caricias de melocotón.
Si te rozo, hiero.
Si gozamos, duelo.

Y la tregua es sin duda una llamada de atención, de que el tiempo se gasta, se diluye y no vuelve, se acaba y se apaga.

La vida te concede treguas, tu sabrás como quieres salir de ellas, si puedes. A menudo son tan demoledoras...

Excelente novela de Benedetti, de incalculable belleza en su prosa, donde podría sobrar todo lo demás.

Vive, porque la tregua es todo, y nada más.

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JannyLuJatzon
 28 July 2022
Está vez prefiero no hacer una reseña como tal. ¿Cómo hacerlo? Si al terminar de leer este libro, siento un vacio en el corazon y hasta tristeza. Y es que después de todo este libro no solo te habla de un personaje; de Martin Santome. Te habla de la vida misma. Y después de todo: ¿Quien no se ha sentido asi, en algún momento? Con una vida gris, vacia mediocre; tal vez. Pero un dia, se nos concede una pequeña tregua; que nos hace creer en la felicidad plena y verdadera, pero, después... ¿Después?

¡Gran libro! ¡Grande Benedetti! Pero me ha hecho trizas.
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brownchoco
 21 July 2022
La historia está redactada en forma de diario por el mismo protagonista;un hombre de 49 años con una vida sin vida misma,un personaje gris,serio y aburrido pero todo cambia cuando aparece una joven en su camino.

Todo en esta narración es armonía,muy natural,con unos personajes muy marcados y con muchísimas frases que nos lleva a reflexionar.

Es una novela corta e intensa,amarga y dulce,triste y hermosa,luminosa y oscura,tierna y desgarradora,sencilla y profunda,con un mensaje claro:dejémosno de perjuicios,hay que soñar,amar,dejarse amar,tirarse al barro,que más da la edad,que nos podemos dar una hostia,pues nada otra más,ya vendrá la vida y nos dará alguna tregua

P.D Está reseña está dedicada a mi amiga Maren por insistir en que la leyera,ella sabía que la iba a disfrutar y no se equivocó,aunque también me removió las entrañas.

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areal
 18 August 2023
Cómo que llevo todo este 2023 sin escribir una reseña mínima, un esbozo de mis sentimientos a la finalización de cualquiera de las "taitantas" últimas obras que he leído, más por no saber que escribir, que por pereza.
Sin embargo, hoy me rindo ante Benedetti (que de grandes Marios ha dado la historia) y esta sublime obra que ha desnudado todo mi ser.
Quizás sea el formato, un diario; quizás la cincuentena; tal vez sea Esteban o Jorge; a lo mejor es Blanca y seguro Avellaneda, todo el continente me ha llevado a fluir por la esencia de las sensaciones, sueños y emociones de Martín que han reflejado mi propia alma.
No te puede faltar una cita con esta obra, no tienes más remedio que darte "una tregua" y saborear tu propio yo a través del diario de Santomé.
Así sea.
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Maui7172
 13 August 2022
Una historia sin historia, un personaje gris, triste, monótono, agotado, aburrido, que plasma el transcurrir de esa vida sin vida en su diario, esperando su jubilación para seguir con su existencia plana y lineal,sin alicientes ni metas Pero sin quererlo ni esperarlo, sin darse cuenta,suave, muy suave, entra la luz ,la vida ,la calidez y la ilusión y logra esa tregua en la escala de grises en los que se mueve y los vuelve colores vivos y siente esa alegría envolvente que poco a poco llena el alma...
pero era solo eso, una tregua, una ilusión pasajera , como un sueño que se diluye al despertar dejando una pena alegre, una sensación de que se ha rozado la felicidad.
Magnifica prosa, impresionante, como bofetadas la sucesión de frases cortas, de capítulos que apenas llegan a serlo pero que llenan como libros enteros.
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Anelena
 18 October 2022
" La monotonía aburre y lo aburrido desespera"
El protagonista va contando en forma de diario con que estado de animo se enfrenta su día a dia.
El viudo nos relata la escasa relación con sus hijos, la rutina de su trabajo, el deseo de jubilarse, recuerdos y reflexiones sobre el paso del tiempo, su hastío y su vida vacía.
Pero no todo es gris porque aparece una mujer que lo llena de felicidad.... y ahí lo dejo.
Un viaje emocional sobre su vida, muy bello pero también muy doloroso.

Tal vez no haya elegido el mejor momento para leerlo o esperaba otra cosa, pero no lo he disfrutado,
Aún así recomiendo su lectura, tiene muchos temas con los que reflexionar.
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KARLAHERRERAPULIDO
 25 July 2022
A ver👀... ¿Cómo empiezo esta reseña?

Ya sé... Desgraciado 23 de septiembre!!!

Confieso que a medida que avanzaba en el libro, imaginé unos cuantos finales y lo cierto es que, ninguno coincidió con el de Mario Benedetti.

La tregua es de esos libros, que te deja con un sabor agridulce en la boca, y aunque al principio odie al señor Santomé, al final sentí una profunda tristeza por el.
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Guille63
 27 October 2023
¡¿Quién me mandaría a mí?!

Han pasado casi 30 años desde mi primera lectura. Tendría yo por aquel entonces la edad de Laura Avellaneda, la joven protagonista de la que se enamora Martín Santomé, casi treinta años mayor que ella y unos cuantos menos de los que yo tengo ahora.

Una relectura no supone solo afrontar nuevamente una novela que, como es este el caso, disfruté mucho en su día, también te pone frente a aquel que fuimos y, también como en este caso, frente a aquel que pasó por alto un aspecto que ahora me ha revuelto las tripas y ha tirado por tierra la alta consideración en que tenía a la novela y al tipo que la escribió.

Pero empecemos por el principio que suele ser la mejor forma de empezar.

La novela es el diario que escribe Martín Santomé en los meses previos a su jubilación (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡), un diario que seguramente me recordó en su día, y sigue haciéndolo, a los diarios que escribió Miguel Delibes sobre Lorenzo, un personaje que reflejaba de una forma deliciosa la vida cotidiana en los campos de castilla de mediados del siglo pasado, y a los que tengo un enorme cariño.

Lamentablemente, en aquellos tiempos no escribía comentarios acerca de lo que leía, por lo que no puedo saber qué me pareció el personaje de Martín en aquella primera lectura. Imagino que, como a Benedetti, también me pareció un viejo (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡) que a su provecta edad (¡¡¡ 50 años ¡¡¡) se lamenta de no haber afrontado la vida con más valentía y decisión y de acabar en una oscura oficina, en una vida monótona y gris, convertido en “Un tipo triste que, sin embargo, tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría”. Tampoco valoraría en la misma medida sus reflexiones acerca de la vejez (¡¡¡ a los 50 años ¡¡¡), lo que suponen “las treguas” inesperadas que nos enganchan, y cómo, de nuevo a la vida, lo que constituye el verdadero drama de hacerse mayor:

“Cuando decimos, por ejemplo, «que nos aferramos a la vida», la estamos asimilando a otra palabra más concreta, más atractiva, más seguramente importante: la estamos asimilando al Placer… ¿cuántos (años) me quedan de Placer?”

Mi punto de vista acerca de las relaciones paternofiliales que se retratan en la novela sería con absoluta seguridad muy distinto del que ahora tengo con dos hijos ya mayores, y quizá no me sorprendieran ni me molestaran tanto los aires de superioridad, de perdonavidas, el paternalismo y el machismo del protagonista, características de las que ahora pienso que el autor incluso podría no haber sido consciente. Pudiera ser que en su día lo achacara a que eran otros tiempos, a que simplemente el autor quiso retratar una época en la que ese era el sentir común tanto de los hombres como de las mujeres de la época.

Estoy seguro de que sonreiría y me emocionaría con algunas situaciones, que reiría con su humor (aunque ahora este me haya parecido en alguna ocasión cruel y de mal gusto), que aplaudiría muchas de sus reflexiones (“Tampoco estoy seguro de que Dios, si existe, vaya a estar conforme con nuestra credulidad”), su crítica de ciertos absurdos convencionalismos sociales o su claro afán de honestidad y de denuncia de la corrupción y la justa atribución de responsabilidad a cada uno de nosotros por nuestra resignación ante ella cuando no la directa democrática coparticipación.

“Yo creo que en este luminoso Montevideo, los dos gremios que han progresado más en estos últimos tiempos son los maricas y los resignados”

… Un momento, ¿QUÉÉÉÉ? ¡¡¡¿LOS MARICAS?!!! Vale que los tiempos han cambiado mucho y ciertas cosas que antes podían ser una mera brisilla molesta, ahora son un viento que nos zarandea y nos deja revueltos, pero no me explico cómo no me asqueó en su día, dado lo que recuerdo que me gustó, la tremenda homofobia que rezuma la novela. Mario Benedetti eligió que uno de los hijos de Martín fuera homosexual, algo irrelevante en la trama principal, algo absolutamente gratuito, algo que no parece responder a la denuncia, ni siquiera al hecho de dejar constancia, de la situación de los homosexuales en aquella época en Montevideo. Más bien parece traído aquí únicamente para poder expresar su sentir hacia la homosexualidad, para poder decir cosas tan miserables como…

“Mi hijo es un marica. Un marica. Uno como el repugnante de Santini… Hubiera preferido que me saliera ladrón, morfinómano, imbécil.

Está perdido. No siente escrúpulos… se justifica con ardor, te aseguro que no tiene complejo de culpa. Entonces dije: «Si le reviento la cabeza a trompadas, vas a ver cómo le viene el complejo de culpa». Blanca se rio…"

Verdaderamente pienso que Martín Santomé es un personaje que Mario Benedetti crea con ambición de modelo de buena gente, y que pone en su pluma de diarista pensamientos e ideas que él mismo defiende.

“Quisiera sentir lástima hacia él (su hijo homosexual), pero no puedo… Ni ahora ni nunca”

Bien, como siempre digo, mis calificaciones no tienen tanto que ver con la calidad del libro como con el placer o displacer que me hayan causado y bien que hubiera querido sentir comprensión hacia Benedetti, pero no puedo… Ni ahora ni nunca.
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santialonsoyuso
 19 June 2018
Hay libros que te entretienen, otros que te hacen reír, o llorar, los hay que incluso te hacen temblar de miedo, pero La Tregua es de esos pocos que dejan tus sentimientos al desnudo.

Me he encontrado ante una novela que habla de todas las inquietudes que, tarde o temprano, asaltan nuestras mentes. En ella nos enfrentamos a temas como el amor, la crítica social y política, la deshonra y el valor del hombre.

Los protagonistas pertenecen a la clase media trabajadora. Todos manifiestan sus propios miedos y conflictos internos en los que, de una u otra manera, me he visto reflejado.

El trato de la prosa y la forma de narrar la historia son exquisitos. He saboreado y digerido cada página a la par que un torbellino de sensaciones me sacudía como si nada.
Enlace: https://lacasadelnomada.com/..
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¿A cuál libro de Mario Benedetti pertenece la cita?

“La beso, a ella la beso, y no soy hipócrita. La beso como podría morderla, y a veces la muerdo, o comérmela y masticarla y digerirla. Porque hay una desesperada necesidad, casi diría una obligación, de marcar al otro, a la otra, aunque sea con los dientes, y aunque alguno de estos sea postizo. Dejar una marca propia es cosa de vida o muerte, o de muerte solamente, porque la intención subterránea es pasar la muerte, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Buena definición para proponer a la Academia. Hijo: cicatriz de amor.”

La tregua
Gracias por el fuego
Quién de nosotros
Primavera con una esquina rota

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