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'Ella se llamará Marie. Tendrá cuarenta y un años. Su piel será blanca como las sábanas limpias. Su cabello, negro y suelto.' Samuel Benchetrit, en 'Una noche con ella', rinde homenaje a la mujer con la que compartió parte de su vida, Marie Trintignant. A Marie la mató golpes su nueva pareja, a quien quería y quien decía estar enamorado de ella. le quitó la vida en el 2003 y tras solo cuatro años de prisión recuperó su vida normal, incluso apareció en las portadas de las revistas y dio conciertos con su grupo de música. Pero Marie ya no pudo recuperar nada. Samuel pasa una última noche con la muerte de su vida, la recuerda y reflexiona sobre el día en el que perdió el aliento, y la repercusión y consecuencias que esta tuvo en la vida de su hijo en común, junto a quien se tuvo que construir un parapeto contra el mal, un refugio para compartir el dolor. El autor, en un monólogo dirigido a Marie, se pregunta si '¿hay amor después de la muerte?' o si ella todavía lo quiere, ya que él la sigue amando tal y como ella le enseñó y a pesar de haber amado a otras. 'No he escuchado una sola canción sin preguntarme si te gustaría'. Tras ella, Samuel queda un '80% vivo y un 20% muerto. Agua muerta'. Porque 'si ya no [vive], hay menos amor en esta tierra'. Así, esta es una declaración de amor dirigida a la madre de su hijo, a la mujer eliminada de sí misma por el mito del amor romántico, la que murió a manos de la violencia de género y del patriarcado. Un relato emotivo lleno de sentimientos, de rápida lectura, muy recomendable. |